Mérida, Diciembre Lunes 02, 2024, 03:41 pm
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Un bolero duele y se hace más triste cuando trata de amor. Se dice entre los despechados que esta pieza musical tiene doble función: la letra, desprovista de su contexto original, puede ser nomás un bolero que acompañe los tragos amargos del sentimiento no correspondido, de la distancia y el silencio; pero, para los de Venezuela, esta canción siempre será un himno contra la injusticia y la persecución política, contra las dictaduras que se viven, y lo que sienten entonces nuestros presos políticos, separados de sus seres queridos por convertirse en nuestros valientes defensores de la democracia. "Escríbeme" es una de las 90 canciones que escribió Guillermo Castillo Bustamante durante su prisión en Guasina. “Son tus cartas mi esperanza” (2016) fue el libro publicado por su hija Inés, quien tituló su confesionario con la primera línea de la canción de Guillermo Castillo Bustamante, su padre, de quien esperaba siempre correspondencia. Su esposa -llamada igual que la hija- estaba detenida en la cárcel de mujeres en San Juan de los Morros, debido a la dictadura de aquel tiempo, la de los años 50.
Por esa férrea dictadura militar que encarcelaba y torturaba a quienes se oponían a la política del dictador Marcos Pérez Jiménez, Guillermo Castillo Bustamante sufría en carne propia los desmanes de esa prisión de Guasina, la cual no tenía barrotes, pero de la cual nadie podía fugarse porque el río estaba plagado de caimanes y pirañas. Cuando llegaban los presos a esta cárcel, los guardias los recibían a planazos y les vaciaban agua fría, según señalan algunos historiadores. Esta cárcel fue inaugurada por el entonces general Eleazar López Contreras, y utilizada como campo de concentración para encarcelar presos nazis de la Segunda Guerra Mundial, o de la Guerra Civil Española, y fue luego cerrada en 1943 por un informe de impacto presentado por el doctor Arnoldo Gabaldón, y numerosas denuncias hechas a nivel internacional, y debido a esas presiones es cerrada, así que los presos que sobreviven pasan a la cárcel de Ciudad Bolívar.
"Escríbeme" es un poema hecho canción, un manifiesto contra la injusticia y la persecución. Siempre se ha querido asociar la independencia con la libertad, y son dos caras de una misma moneda. La libertad siempre nos llevado a defenderla al punto de pagar muy caro la forma de pensar distinta, y la libertad de expresarse, lo que es un bien muy sagrado, y su persecución parece repetirse en circunstancias y formas que buscan someter a la sociedad. Ayer y hoy, lo vivimos.
Se dijo también, a
propósito de ese bello himno a la libertad, que América Latina es el lugar del
mundo donde la música nunca muere, y ello se debe a su fuerte memoria
colectiva, y al hecho de tener los pueblos dentro de ella. Porque la música es
un instrumento de resistencia frente a los mecanismos que intentan imponer la
alienación y el olvido por encima de la memoria y la dignidad, y en la que
siempre debe estar presente la libertad, porque sin ella es muy difícil
convivir en cualquier sistema. En Venezuela, cada cierto tiempo, se repite esta
tragedia.
Guasina era una cárcel ubicada en una isla en medio del río Orinoco, con una temperatura cercana a los 40 grados centígrados, y llena de arañas venenosas, serpientes y animales feroces, a tres metros de altura del río Orinoco, por lo cual se inundaba fácilmente y era fácil contagiarse de paludismo, mal de Chagas, la disentería y todo tipo de enfermedades.
Guillermo Castillo Bustamante fue un compositor con más de 300 canciones y 90 de éstas escritas en la cárcel. Fue un dirigente político y militante de la vida. En su prisión política fue condenado por defender la democracia y la libertad. "Escríbeme" es uno de los boleros más resaltantes por su belleza lírica y sentimental que nos traslada al sentimiento de un ser que fue impedido de comunicarse con su familia. Fue escrita desde la cárcel, desde Guasina, desde la prisión politica, pero pocos conocen esta historia y entender su letra. Castillo Bustamante compuso esa canción a punto de coraje y nostalgia, entre tortura y resistencia; así nació ese canto que corre por debajo de ese viaje del río del amor y la muerte, siempre mantuvo viva la esperanza, porque ese “Escríbeme” es un bravo homenaje al amor, a su Inés, su señora esposa, detenida y llevada a la cárcel modelo.
A ellos se los llevan
presos, y no les llegan noticias de sus tres hijos que habían dejado en la casa
solos, no sabían qué había sido de ellos. Cuando los esbirros de la seguridad
nacional le allanaron su casa, le encuentran un multígrafo en el cual ellos
imprimían las hojas del periódico “Combate”, que escribían y distribuían en
clandestinidad. Ya en la cárcel de Ciudad Bolívar, cada quince días le llega
una carta, que le escribe Inés, su hija.
Ahora es importante conocer que cuando Guillermo Castillo Bustamante conoce a Alfredo Sadel, éste descubre la letra de “Escríbeme” y decide interpretarla desafiando la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. En 1957 invita a Norma Inés Castillo de Sáez, hija de Castillo Bustamante, y frente a ella interpreta la canción, la cual da a conocer en el “Show de Víctor Saume”. Alfredo estaba comprometido con la liberación de Venezuela, con la lucha contra la dictadura de esos tiempos, Alfredo Sadel era el correo entre los que combatían la tiranía dentro, y los exiliados que estaban fuera. Sadel se casó con la hija de Valmore Rodríguez, quien falleció en el exilio, y quien fuera fundador del partido Acción Democrática. Alfredo conoció a Rosita Rodríguez en uno de sus viajes a Nueva York. Sadel se casó en 1961, y el matrimonio eclesiástico se celebró en la capilla de Miraflores. El padrino de la boda fue Rómulo Betancourt; y en lo civil su padrino fue Cantinflas, según Judith Rodríguez.
El año 1956 pareciera que era el ocaso de Guillermo Castillo Bustamante, el pianista, quien fundó la primera orquesta moderna Swing Time. Castillo era compañero cercano de Antonio Lauro, colaborador de Pedro Vargas, y entre sus amigos estaban María Luisa Escobar, Alfredo Sadel, Juan Bautista Plaza, y Vicente Emilio Sojo. Él estaba encarcelado por oponerse al dictador Pérez Jiménez, estaba soportando maltratos, flaco y débil, rogando saber de su familia, ya que en 1952 había sido detenido y torturado en la cárcel El Obispo del barrio el Guarataro de Caracas, pasó a la cárcel modelo y luego enviado a Guasina Isla del Delta del Orinoco. Fue toda una barbarie, asi lo escribe José Vicente Abreu, en su libro “se llamaba SN” (1964) y en Guasina, donde el río perdió sus siete estrellas, algunos señalan que utilizaba pequeños espacios del reverso de las cajetillas de cigarrillos para escribir sus partituras.
Además se cuenta que fue salvado de ser fusilado gracias a la rebeldía de un teniente de nombre Juan María Contreras, que aun siendo consciente de que arruinaría su carrera militar, intercedió para salvarle la vida al hombre que más tarde escribiría ese himno a la libertad y la justicia, y que años más tarde se haría popular en las voces de Alfredo Sadel, del chileno Lucho Gatica y del Mexicano Javier Solís. Al ser clausurada Guasina, como una intervención divina, es trasladado a Ciudad Bolívar, y mejoró su situación gracias a Monseñor Juan José Bernal, quien era el único que podía visitar los presos y llevarle consuelo y alivio, y se entera que Guillermo Castillo Bustamante era un compositor. Le logró conseguir un destartalado piano ofrecido por una familia Guayanesa. Guillermo lo arregla, y cuando se le permiten, lo toca y compone.
Recibía cada quince días las cartas que le escribían, y así podía enterarse de sus familiares, y en particular de su esposa Inés quien estaba en la cárcel de mujeres en San Carlos, Cojedes. Las cartas se las escribía y se las entregaba a su hija Norma Inés Castillo. Este autor y dirigente político nació en Caracas el 25 de Junio de 1910 y murió un 6 de Octubre de 1974, a la edad de 64 años. Su amada esposa fue Inés Pacheco Pestana.
Entre Nueva York y Caracas se mueve Guillermo Castillo Bustamante, y en diversas cárceles con sus nostalgias. Entre Costa Rica, la Habana, otra vez Caracas, y en estar preso se le va la vida, pero evoca los días en que era un pianista acompañante del exitoso tenor mexicano Tito Guizar en Nueva York, cuando trabajó como pianista de emisoras de radio y en presentaciones, y vivió en la urbe buscando nuevos horizontes para sus ideas musicales. Castillo Bustaman se adelantó a muchos músicos que deseaban ir a la gran ciudad llamada “la gran Manzana”, en Nueva York. Allí conoce a quien va a ser su esposa unos años más tarde, Inés Pacheco Pestana, quien es detenida en 1948 por la Seguridad Nacional, en Caracas, en 1952. Y a Castillo Bustamante, su esposo, lo detienen un 7 de abril de 1952, acusado de ser el autor intelectual de la fabricación de bombas niples en la vivienda de Nicolás Lamas, las cuales serían usadas contra el Coronel Marcos Pérez Jiménez. Fue enviado a Guasina y encarcelado por seis años. Su himno “Escríbeme” sobrevivió a la injusticia y la persecución política.