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“Hacerse como niños” por Padre Edduar Molina E.

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“Hacerse como niños” por Padre Edduar Molina E.


Este domingo, día de nuestra Señora del Monte Carmelo, celebramos el día del niño, celebración que tiene como objetivo el fomentar la fraternidad entre los niños y las niñas del mundo, reafirmando el compromiso de la humanidad entera en garantizar sus derechos e igualdades, además de colocar de relieve la familia, como pilar fundamental que asegura la formación integral y la plenitud de vida de todos los pequeños del mundo. 

 

Fueron las Naciones Unidas que aprobaron la Declaración de los Derechos del Niño en 1959, junto a la firma de los países del mundo, líderes religiosos, ONG y otras instituciones, con la firma de la Convención sobre los Derechos del Niño del 20 de noviembre de 1989. Fechas memorables en las que cada año se celebra, cada tercer domingo de julio con el objetivo de alentar que se reconozcan los derechos de los niños y niñas, así como el resguardo de su integridad como seres humanos.

 

La idea de proteger los derechos de los niños surge luego de la Primera Guerra Mundial, que deja entre sus secuelas, un alto índice de infantes huérfanos. La Asamblea General de las Naciones Unidas recuerda que los niños son el grupo más vulnerable de la sociedad, debido a que están comenzando a vivir y no cuentan con la experiencia necesaria para afrontar las dificultades que se le pudiesen presentar.

 

También el Papa Francisco habla de la sociedad del descarte, como expresión de la injusticia social, en la que están presentes tantos niños, empezando por el mismo hecho de descartar su nacimiento; niños que son seres humanos con un nombre, con un rostro propio, con una identidad que Dios les ha dado y ante los que cuales los adultos no podemos cerrar los ojos, dice el Santo Padre.

 

En Venezuela, la celebración se inició el 29 de agosto de 1990, cuando se promulgó la Ley Aprobatoria de la Convención sobre los Derechos del Niño, para brindarles protección social y jurídica a los niños, niñas y adolescentes.

 

Desde entonces es costumbre que para esta fecha se festeje en cada comunidad a los más pequeños de la casa; junto con actividades recreativas, formativas y de fomento del cuidado de los menores.

 

También la Iglesia Católica con su Sistema de Monitoreo, Alerta y Atención en Nutrición y Salud (Saman) de Cáritas Venezuela, permite recopilar información de las realidades nutricionales de los infantes menores de 5 años, madres lactantes y embarazadas, así como brindar respuestas para esta población. Además de brindar suplementación y seguimiento nutricional, formación alimentaria a los familiares, encuesta a los hogares de los niños, niñas y madres beneficiadas, junto al enorme desafío que todo niño tenga el derecho a nacer de padres sanos, a conocerlos y crecer con dignidad, con calidad de vida, salud y educación pero, sobre todo, con el amor que los hace plenos y felices en verdad.

 

Estamos llamados a escuchar de Jesús la invitación “hacerse como niños” para entrar en el Reino (Mt 18,2-6), vivir como inocentes a toda maldad, en una sociedad donde lo que prevalece muy a menudo es el “abrirse paso a codazos sea como sea”, y a la luchar sin cuartel unos contra otros, esas palabras de Jesús suenan como verdadero compromiso por la vida y por la paz.

 

El que se hace como niño no vive en el engaño, ni en la falta de honradez, odio, insulto y toda clase de maldad e inmoralidad. Más bien cuando se es como un niño lo que se refleja una vida según el Espíritu de Dios.

 

Un niño es tardo para la ira, todo lo comparte sin importar con quien, no guarda rencor, es feliz con los pequeños detalles de la vida, confía en sus padres y por eso no se desespera por nada, disfruta de cada momento que le brinda la vida, sabe adaptarse en cualquier ambiente y siempre tiene ese espíritu aventurero de conocer todo lo nuevo y nunca darse por vencido hasta lograr lo que se quiere.

 

Como dice el poeta: “Si todavía conservas la capacidad de asombro y de vez en cuando una sonrisa ingenua se esboza en tu rostro, si aún juegas inocente cuando nadie te mira, si crees todavía en hadas y duendes y piensas que el mundo necesita héroes, si buscas refugio en brazos de madre -o en su memoria- si eres aún de pan y de leche… ¡No has dejado de ser niño! ¡Conserva tu risa, no vendas tu asombro, vive con el niño que todavía aplaude salta y se ríe y entierra tesoros...!  y ¡Cree en milagros!”.

 

Mérida, 16 de julio de 2023





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