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“América Latina y la tradición del pesebre” por Padre Edduar Molina E.

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“América Latina y la tradición del pesebre” por Padre Edduar Molina E.


Con el encuentro de culturas acontecido en 1492, se abre en nuestro continente latinoamericano todo un proceso de inculturación del Evangelio, en el que la fe se hace vivencia de familia, creatividad y expresión de cotidianidad, sentimientos de solidaridad y unión entre las comunidades, de manera especial en tiempos de Navidad se consagran espacios para elaborar “el nacimiento”, con elementos propios de cada región y cultura de nuestra patria. Es notable el empleo de adornos y ofrendas con plantas, que manifiestan ciertos cultos rurales asociados a la vegetación y a los primeros frutos de la cosecha.

 

Hagamos juntos un recorrido por los países de nuestra América y descubramos la riqueza de la tradición pesebrista. En Chile, por ejemplo, el pesebre tiene el aspecto de un altar perdido entre el follaje, en cuyo seno es depositado el dulce huésped Niño entre las imágenes de San José a la derecha y de la Virgen a la Izquierda, junto a la cercanía de los tres Reyes Magos. Desde la mañana acuden fieles con sus ofrendas y regalos desde las mejores frutas, sandias, melones, plantas de maíz enteras, ramas de algarrobo con el racimo de los frutos, plantas vivas de trigo y de maíz, hasta rosquillas de queso recién elaboradas y juguetes de formas zoológicas.

 

En Brasil, la colonización portuguesa cumplió igualmente en su proceso de catequización, con el tiempo propició el desarrollo de la artesanía para los presepios o pesebres y que son objeto de reverente respeto. Se procura reproducir con animales, figuritas, casitas pequeñas, conchas, ramillas, grama y una escena bucólica de establo de Belén, el que lo arma un año tendrá que hacerlo siete seguidos so pena de desgracia, según cuenta la tradición.

 

En México, la elaboración del pesebre esta apuntalada por una sobresaliente producción de figuras artesanales destinadas a poblarlo. Misterios, reyes magos, pastores, animales, casitas, diablos, ermitaños y ángeles. En el Salvador se manifiesta por igual esta condición escenográfica, y una variada producción artesanal: se fabrican los misterios representados en figuras de barro policromados.

 

En la cordillera andina sobresale la artesanía dedicada al culto religioso, se emplea con habilidad, no solo la cerámica y la madera en forma independiente y combinada, sino que ha surgido y consolidado una técnica de modelado que algunos han llamado “migajón” con la cual se elaboran figuras para pesebres aisladas o integradas en conjunto.  Tal es el caso de Ecuador donde se hacen desde mediados del siglo XVIII los llamados “misterios” o retablos constituidos por altares portátiles de madera que contiene las figuras alegóricas de la Natividad. También el Perú donde destacan los cajones o armarios de San Marcos o “sanmarcos ayacuchanos”, de técnica aprendida desde la época del Virreinato: estucado y policromado, con figuras modeladas en una pasta de yeso y papas, coloreadas y barnizadas.  Sin dejar de mencionar a Bolivia con la elaboración de los nichos de madera y cartón como arcas contenedoras de las figuras principales de las fiestas navideñas.

 

 El primer domingo de Adviento, el Papa Francisco firmó en Greccio, Italia, la carta apostólica Admirabile signum sobre el significado y el valor del pesebre, en uno de sus párrafos nos deja esta enseñanza: “El hermoso signo del pesebre, tan estimado por el pueblo cristiano, causa siempre asombro y admiración. El "belén", en efecto, es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él”.

 

Mérida, 31 de diciembre de 2023





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