Mérida, Marzo Martes 18, 2025, 03:02 am
Con el encuentro de culturas acontecido en 1492,
se abre en nuestro continente latinoamericano todo un proceso de inculturación
del Evangelio, en el que la fe se hace vivencia de familia, creatividad y
expresión de cotidianidad, sentimientos de solidaridad y unión entre las
comunidades, de manera especial en tiempos de Navidad se consagran espacios
para elaborar “el nacimiento”, con elementos propios de cada región y cultura
de nuestra patria. Es notable el empleo de adornos y ofrendas con plantas, que manifiestan
ciertos cultos rurales asociados a la vegetación y a los primeros frutos de la
cosecha.
Hagamos juntos un recorrido por los países de nuestra América y descubramos
la riqueza de la tradición pesebrista. En Chile, por ejemplo, el pesebre tiene el
aspecto de un altar perdido entre el follaje, en cuyo seno es depositado el
dulce huésped Niño entre las imágenes de San José a la derecha y de la Virgen a
la Izquierda, junto a la cercanía de los tres Reyes Magos. Desde la mañana
acuden fieles con sus ofrendas y regalos desde las mejores frutas, sandias,
melones, plantas de maíz enteras, ramas de algarrobo con el racimo de los
frutos, plantas vivas de trigo y de maíz, hasta rosquillas de queso recién
elaboradas y juguetes de formas zoológicas.
En Brasil, la colonización portuguesa cumplió igualmente en su proceso de
catequización, con el tiempo propició el desarrollo de la artesanía para los
presepios o pesebres y que son objeto de reverente respeto. Se procura
reproducir con animales, figuritas, casitas pequeñas, conchas, ramillas, grama
y una escena bucólica de establo de Belén, el que lo arma un año tendrá que
hacerlo siete seguidos so pena de desgracia, según cuenta la tradición.
En México, la elaboración del pesebre esta apuntalada por una sobresaliente
producción de figuras artesanales destinadas a poblarlo. Misterios, reyes
magos, pastores, animales, casitas, diablos, ermitaños y ángeles. En el
Salvador se manifiesta por igual esta condición escenográfica, y una variada
producción artesanal: se fabrican los misterios representados en figuras de
barro policromados.
En la cordillera andina sobresale la artesanía dedicada al culto religioso,
se emplea con habilidad, no solo la cerámica y la madera en forma independiente
y combinada, sino que ha surgido y consolidado una técnica de modelado que
algunos han llamado “migajón” con la cual se elaboran figuras para pesebres
aisladas o integradas en conjunto. Tal
es el caso de Ecuador donde se hacen desde mediados del siglo XVIII los
llamados “misterios” o retablos constituidos por altares portátiles de madera
que contiene las figuras alegóricas de la Natividad. También el Perú donde
destacan los cajones o armarios de San Marcos o “sanmarcos ayacuchanos”, de
técnica aprendida desde la época del Virreinato: estucado y policromado, con
figuras modeladas en una pasta de yeso y papas, coloreadas y barnizadas. Sin dejar de mencionar a Bolivia con la
elaboración de los nichos de madera y cartón como arcas contenedoras de las
figuras principales de las fiestas navideñas.
El primer domingo de Adviento,
el Papa Francisco firmó en Greccio, Italia, la carta apostólica Admirabile
signum sobre el significado y el valor del pesebre, en uno de sus párrafos
nos deja esta enseñanza: “El hermoso signo del pesebre, tan estimado por el
pueblo cristiano, causa siempre asombro y admiración. El "belén", en
efecto, es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada
Escritura. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos
espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho
hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el
punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él”.
Mérida, 31 de diciembre de 2023