Mérida, Marzo Martes 18, 2025, 03:02 am
Es una costumbre nacional tratar sobre las elecciones, especialmente presidenciales, a tiempo y a destiempo, sin que, muchas veces, priven los análisis y la sindéresis de los hombres de la política y, especialmente, de los partidos. Pero no todo tiempo es la candidatura la prioridad nacional.
Esto es así por variados factores. Uno de ellos, la influencia de los medios de comunicación social, que, en busca de seguidores, hablan de aspirantes que, muchas veces, ni siquiera han pensado en tener ese deseo. Pero a ello también deben agregarse, los llamados influenciadores en las redes sociales. En eso hay mucho de irresponsabilidad, pero también hay que decir que son numerosos los dirigentes que buscan que se les mencione.
Por ejemplo, durante la fase previa a las elecciones del pasado veintidós de octubre (2023) se llegaron a publicar listas de hasta cuarenta y dos candidatos, mientras que las realidades solo daban para ocho personas con real sostenimiento en imagen y apoyos, en tanto que otros cinco estaban allí por aparecer. De esos, varios fueron renunciando. Y, por cierto, no faltó el que renunciara y luego invitara a sus amigos a votar por él
El asunto es que en este año deben celebrarse las elecciones presidenciales y como cosa curiosa e inconstitucional se hacen conversaciones en el exterior, como si en Venezuela no hubiese espacios suficientes, para comprometer a los que ahora detentan el poder en promover el proceso, dado el hecho de que la experiencia indica que los períodos son flexibles y que, por tanto, cualquier fecha es buena.
En el recuerdo se mantiene una elección convocada para el mes de mayo y una toma de posesión o inicio del período para enero siguiente. Experiencias que en nada toman en cuenta la obligación de darle seriedad a los procesos, las fechas y las precisiones constitucionales, legales o reglamentarias.
Bueno, el asunto de las elecciones lleva a suscitar numerosas aspiraciones, desde ahora mismo. Ya hay varios autonominados en campaña, hay gente apostando a la ausencia de la candidata ganadora de las elecciones primarias, hay quienes, igualmente, ya se anticipan como competidores en gobernaciones y alcaldías, lo cual da un panorama que termina por aumentar la desconfianza ciudadana en los partidos y en los políticos de oficio, lo cual se demuestra en las encuestas.
Es tal el adelanto de la promoción que hay quienes ya son invadidos por el triunfalismo y otros por el derrotismo. Ni uno ni otro. Lo que corresponde es preservar la normalidad política, los acuerdos y el normal desarrollo del proceso que no termina por ser anunciado en fechas. La democracia debe ser un sistema confiable, seguro, garantizador de los derechos y deberes, además de oportunidad para todos, con plena participación y renovación de los mandos. No se puede anticipar la victoria ni pensar en una derrota, en algo tan intangible, por ahora, como es la futura elección.
Dos reacciones positivas
Me escribe el doctor Alirio Benítez sobre el artículo de la semana pasada. Lo considera “una pieza de certeza y conocimiento”. Agrega también de “su talla, temple y sensibilidad, entre muchas otras virtudes”. Fraterno abrazo y le deseo un año de muchos logros personales, familiares y profesionales.
El Ingeniero Ciro Dávila señaló: “Vemos que el desgobierno no quiere personas educadas académicamente, porque se convierten en competencia, como sucedió en Cuba con los delincuentes del castrismo…”. “…hay personas que apuestan a que la dictadura continúe, sin medir las consecuencias. Muchas gracias.
Cordura
Los demócratas no podemos avalar dos situaciones, una de ellas son las sanciones que imponen gobiernos extranjeros a países con desventajas como Venezuela. La otra, que los derechos políticos sean cercenados en Venezuela con la figura de las inhabilitaciones. En la primera, hasta el propio Congreso de Estados Unidos, se acaba de pronunciar sobre el fracaso de las sanciones contra Venezuela, además de sus efectos nocivos en la economía. Para nadie es un secreto la responsabilidad de los que gobiernan, sobre los daños económicos al país, pero también hay que ser claros que las sanciones lo que hicieron fue sumarse a los males que padecemos todos los venezolanos. Sobre la inhabilitación política que se ratificó desde el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), contra la candidata presidencial María Corina Machado y contra el dirigente Henrique Capriles, son acciones repudiables que cercenan las libertades y los derechos, más cuando es evidente el trasfondo político y la manera en que se actúa.
Los venezolanos, todos, debemos trabajar muy duro, para superar esas coyunturas y ese enfrentamiento que hacen cada día más difícil nuestro país y que retrasa el futuro de los venezolanos que ahora están creciendo. Cordura.