Mérida, Marzo Martes 18, 2025, 03:24 am

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Beisbol y política en Venezuela por Edgar Márquez C.

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Beisbol y política en Venezuela por Edgar Márquez C.


Acaba de culminar la temporada de beisbol de Venezuela. Entre octubre y febrero, los venezolanos presenciamos, en ocho estadios y por varias televisoras, las fases de clasificación y finales de un torneo que está enraizado en la cultura nacional y que, como extensión, nos agrega el breve campeonato de la confederación pelotera del Caribe.

Luego de tres décadas, largas, volvieron al primer lugar los hasta entonces aletargados Tiburones de La Guaira, una divisa clásica con muchos partidarios (y hasta estadio nuevo en Macuto) que ahora sacaron de sus roperos, viejas camisas y gorras. Aquí en Mérida, donde dominan los Leones y Magallanes, vi aficionados con la identificación guairista.

La Guaira dominó a placer la semifinal, arrasó en la final y por poco queda invicta en la serie del Caribe, título que ganó el viernes pasado por primera vez. La hazaña fue encabezada por el afamado pelotero, ahora manager, Oswaldo Guillén, el único venezolano que tiene en su trayectoria el haber ganado campeonato mundial, del Caribe y nacional. Es decir, triple coronado. A todo ello une el ser uno de los mejores comentaristas en televisión de Estados Unidos de América.

Todo esto viene al escenario porque se pueden extraer lecciones importantes del beisbol, como deporte ordenado, disciplinado, prestigiado y con amplia difusión, para la política venezolana, la actual y la del futuro.

Los recientes triunfos deportivos guairistas muestran que se debe tener un manager (director, gerente o candidato) de amplio conocimiento del oficio, para que ejerza su autoridad moral, su credibilidad y razonamiento acertado, en todo momento, ante los subalternos (que son los jugadores) llamados a ser los mejores en el desempeño, pero a los que hay que guiar con sabiduría.

Todo el juego, al igual que la política, se hace ante un público que presencia cada momento y que tiene, además, transmisiones televisivas directas, en las cuales no es posible la desorientación debido al amplio conocimiento de los espectadores. No hay jornadas ocultas o hechos enrarecidos, porque en cada minuto o segundo hay vigilancia de los árbitros.

En nuestra política ya no tenemos la facilidad de las transmisiones de televisión en directo o la presencia del público. Ambas deben ser metas a lograr cuanto antes, para que el país se pueda orientar con facilidad, aparte de que se debe rescatar la confianza de los venezolanos en el oficio político, como actividad valedera y necesaria.

Para ganar en la serie del Caribe se requirió el concurso de todos los equipos, mediante una selección de los mejores. De la misma manera debe ocurrir en la política. Todos los hombres y mujeres de la vida pública deben, sin diferencias de colores, estados o equipos, acudir a la defensa unitaria del conjunto nacional, y el manager (como dije, o candidato) debe tener la sabiduría y amplitud necesarias para convocar, integrar y cohesionar el equipo que debe ganar las elecciones y lograr el cambio, tan esperado por todos los sectores.

A todo esto, debo agregar que, en el beisbol, como en otros deportes, opera una provechosa renovación o re articulación, que en política vendrá a ser muy útil si logramos que opere próximamente, sin descuidar que los experimentados y exitosos pueden ser los managers en las instancias territoriales menores como las parroquias, municipios, estados y regiones.

Es una renovación no espontánea ni improvisada, sino fruto del empeño de los equipos (que en política son los partidos o grupos) mediante escuelas de formación o desarrollo, a cargo de experimentados profesores que en el pasado fueron peloteros activos. En política nos sobran exmandatarios y exparlamentarios que podrían ser buenos forjadores de nuevas generaciones.





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