Mérida, Marzo Martes 18, 2025, 03:46 pm
Llegar a 95 años de edad no parece tan frecuente, pero vivirlos con la
intensidad que han pasado los del Dr. Hildebrando Rodríguez, sí que es
singularidad. Es un hombre íntegro, formado en la vieja horma de probidad
ciudadana que comienza a escasear ya en la sociedad. De Barinitas emigró precoz
pero la retina enganchó recuerdos de la infancia con detalles maravillosos.
Solo un poeta de su atributo es capaz de suspenderlos en vilo para esparcirlos luego
en el lienzo de su vena.
Es diverso y múltiple su impulso como también la indetenible derivación de su diario hacer. El Dr. Hildebrando Rodríguez es poseedor de una perseverante energía en la profesión que logró en la ULA en julio de 1958, como Farmacéutico, apadrinada por el Dr. Mario Spinetti Berti. Por varios años acompañé a los integrantes de esta Promoción a la celebración sucesiva del ágape que se renueva en el tiempo, gracias al empeño de otro filántropo merideño, el Dr. José Rafael Pulido.
Amén de su primera carrera, hizo la Licenciatura en Bioanálisis en 1968 y en 3 ocasiones fue su Director de Escuela y luego Decano de Farmacia por 10 años. Como Profesor Titular legó una cabal hoja académica y cimera aportación gremial, demostrable en su incondicionalidad a las mejores causas universitarias. Desde muy joven en Mérida rotuló cualidades artísticas en la iglesia de Milla como organillero, por lo que no perdía ocasión para demostrar sus artes, a todo evento.
Compositor, cantor, poeta, bohemio y serenatero, como tantos perpetúan la apasionada musa de sus composiciones idílicas: “la luz de tu mirar me está quemando el alma/ después que te fuiste pensé que no te vería más/ y ha sido un privilegio para mí, tenerte frente a frente como ayer/ como la tarde en que te vi, por la primera vez”. Sortilegio es título infaltable en su repertorio y en las innúmeras ocasiones que nos ha tocado presentarlo, lo exigen con impensado ruego.
El Académico Hildebrando Rodríguez ha escrito libros de Farmacia, poemarios
y compendios literarios que valoran su dedicación por el arte. Al formar parte
de Los Juegos Florales de Trova Brasileña en su honor, celebrado en Mérida con
una delegación de poetas de Rio de Janeiro, Paraná, Curitiba y Santa Catarina,
nos satisfizo la cercanía que dieron a su obra. La poetisa Maria Cristina Da
Oliveira, Presidente de la UBT, hablaba maravillada del “acervo
hildebrandinho”.
Su obra, compilada con paciencia franciscana, traduce al poeta en indeleble creación, que no escatima tiempo para su producción. Hace un par de años, pedí al buen amigo Dr. Hildebrando Rodríguez que me facilitara algún texto suyo relacionado con la guitarra, habida cuenta de la permanente compañía desde su juventud con esa “orquesta en miniatura”, como la denominan los críticos. Para mi asombro, dijo que curiosamente no había loado en rimas a su aparejo favorito.
La pausa fue interminable porque me había comprometido con un Festival a realizarse en España, confiado en el cartapacio ingenioso del compositor. Me desentendí del asunto y un par de horas más tarde, su llamada me notificó que el Soneto a la Guitarra estaba en mi email. Lo celebré tanto como cuando nos mostró los “Versos Hildebrandinos”, como cristianó a su hechura poética endecasílaba de doble rima, sin precedentes hasta ahora en el mundo de la lírica.
Su sencillez es proverbial y nos consta cuando un grupo de docentes del Municipio Antonio Pinto Salinas vino a Mérida para proponerle la creación del Centro de Patria y Música que llevaría su nombre en el liceo Eutimio Rivas. El Coordinador Ramón Rojas Machuca se encargó anualmente de promover el Festival que proyectó a artistas locales de grato recuerdo. Por 12 años viajamos con el Padrino Honorario y su recital era requerido una y otra vez por los entusiastas participantes.
Hoy, cuando el Maestro Don Hildebrando Rodríguez cumple 95 años de edad en plenitud de su facultad poética y creativa, nos congratulamos muy de veras con Mérida y Venezuela, con su querida Academia de Mérida donde ocupa el Sillón Nº 3 como Individuo de Número y con su inolvidable Universidad de Los Andes, que lo hizo acreedor del Doctorado Honoris Causa. Vida y salud, caro amigo y poeta de elevado plectro.