Mérida, Marzo Miércoles 26, 2025, 10:57 am
Desde hace muchos años ha existido una estrategia política y comunicacional centrada en la difusión de notas, noticias, comentarios y análisis absolutamente falsos, cuya repetición genera aceptación y creencia por públicos poco advertidos o partidarios de gobiernos o instituciones que los generan. Lo más conocido y mil veces referido es el trabajo del alemán Paul Joseph Goebbels, ministro de ilustración y propaganda en tiempos de Adolf Hitler.
De su plan comunicacional siempre se ha destacado la expresión de que una mentira mil veces dicha, termina convirtiéndose en verdad. Asunto despojado de toda ética y de todo principio respetuoso de la dignidad humana, la cual es inherente a todos los seres ocupantes del planeta, sin distinción alguna.
Los años que llevamos del siglo nos han presentado nuevas y variadas opciones en el orden científico – técnico para el avance de las comunicaciones y, a la par, nuevos elementos que persuaden a las mayorías mundiales para estar atentos a la constante presentación de informaciones, de todo tipo, en medio de las cuales se sumergen intereses tanto políticos como mercantiles.
Es así como de manera solapada se hacen campañas en pro de fármacos, vehículos, productos de consumo y hasta de gobiernos, especialmente de aquellos que no guardan misericordia con los derechos humanos, pero que buscan perpetuarse en el poder a través de cualquiera de las vías conocidas.
En Venezuela, con la proliferación de los teléfonos inteligentes y con el dominio comunicacional (bueno, más que dominio abundancia de medios controlados), estamos asistiendo a la presentación de hechos y situaciones que no guardan relación con la realidad. Todo se hace en laboratorios especializados, donde ejercen su profesión desde periodistas hasta psicólogos, sociólogos, politólogos y expertos en manipulación de voces, fotos y videos.
Esto, por supuesto, siendo a gran escala, amplifica el número de mensajes, sin dar espacio o tiempo para analizar o verificar lo que se recibe y, en medio de la rapidez, se suele reenviar material a los grupos y contactos sin responsabilidad alguna, generando confusiones y dudas que, las más de las veces, dejan a los lectores sin obtener la verdad.
La verdadera democracia debe estar revestida de moral y ética en todo momento, tanto por parte de los gobernantes y productores de información, como por los propios venezolanos, llamados a tener discernimiento sobre lo que leen y reenvían, para que no hagan el trabajo que los interesados están procurando, sin pago alguno.
Hay numerosas redes y grupos que reciben pago por difundir contenidos. Se debe desconfiar de grupos donde están personas desconocidas o sospechosas de subir contenidos de su sola aspiración. Lo mismo nos viene ocurriendo con los ahora famosos “influencers”, novedosa figura de comunicadores que simulan buscar la verdad, pero que, en el fondo de todo, están tarifados y al servicio de intereses ocultos o, por lo menos, no identificados directamente.
Por eso requerimos de venezolanos más asistidos por una sana motivación, convencidos de ella, y no simplemente personas que agotan sus horas jugando con el teléfono o adictos a medios impresos (pocos quedan), la radio y televisión.
Sobre turismo
El artículo anterior sobre la importancia del turismo en Mérida y donde mencioné la celebración de la feria del sol, motivó un comentario de voz del secretario de la Academia de Mérida Ramón Sosa Pérez. Refirió datos sobre la ocupación hotelera, impuestos municipales, gastos de gobernación y alcaldía, e influencia en la economía local. Muchas gracias amigo.