Mérida, Marzo Miércoles 26, 2025, 10:18 am

Inicio

Opinión



La vergüenza de un parlamento por Rafael Augusto López R.

Diario Frontera, Frontera Digital,  Opinión, ,La vergüenza de un parlamento por Rafael Augusto López R.
Rafael Augusto López R.


Esta semana ha tenido lugar en la Asamblea Nacional, un hecho que podemos calificar de vergonzoso, deprimente, arbitrario, despótico, rapaz, por parte de quien ejerce la presidencia de este parlamento. Desde que tengo uso de razón, no recuerdo algo semejante. Un diputado en cualquier país que se considere democrático, ejerce la representación de sus electores, y en nuestra Constitución, establece que su desempeño y, por supuesto sus opiniones deben obedecer a su conciencia y bajo su responsabilidad personal. Goza de inmunidad parlamentaria para que en su ejercicio o con ocasión de él, no sienta ningún tipo de temor por lo que exprese, sostenga o suscriba, que afecte a quienes detentan el poder. A través de las redes sociales, hemos presenciado como el ayatola que maneja el parlamento, le cercenó el derecho que le asiste al diputado en la lista nacional del partido Avanzada Progresista, Bruno Gallo, de expresarse con absoluta libertad dentro del hemiciclo del parlamento, quien con mucho coraje y convencido expresó: Tras aclarar que la muerte de cualquier persona es lamentable «desde el punto de vista humano».«Sin embargo, yo en este momento quisiera rendir un homenaje solidario a las mujeres que no se tapan la cabeza, a las mujeres que no bajan la mirada, a las mujeres que quieren estudiar, a las mujeres que quieren ser iguales». De inmediato el perverso psiquiatra, abrió el micrófono para decir en tono desafiante y amenazante: ordeno retirar estas declaraciones del acta de la sesión por considerarlas «groseras, inoportunas, inadecuadas» o por ser «absolutamente ausentes de solidaridad hacia una tragedia ocurrida en un pueblo hermano que ha sido solidario, generoso y compasivo con Venezuela». Además, señaló que la junta directiva del Parlamento «se reserva» las «sanciones correspondientes a los derechos de palabra» de Gallo, con base en las normas del reglamento de debates de la Cámara. Que equivocado está, una inmensa mayoría de hombres y mujeres iraníes festejaron in pectore el fallecimiento del carnicero Raisí, como le llamaban; no se atrevieron a exteriorizarlo porque les podía conducir a la muerte. Lo que no se sabe, es si a este siniestro personaje, le indigna que se haga conocer del mundo las terribles torturas que sufren las mujeres iraníes las 24 horas del día, o que el diputado Gallo se haya solidarizado con todas ellas. O si le enoja que Bruno Gallo, haya puesto a pensar a las mujeres venezolanas, que si continúa esta tiranía, comnenzarán a vivir como las iraníes, tendrán que andar con la cabeza tapada, el rostro escondido, mirando al piso, no podrán estudiar, y todos los derechos serán para los hombres. Pero, lo inaceptable, repugnante y condenable, es que la casi totalidad de diputados y diputadas hayan aplaudido al troglodita, que demostró que el parlamento no es el centro de la representación popular, sino simplemente un redil para que sus miembros se dobleguen antes las ordenes emanadas de Miraflores, de lo contrario más nunca pisarán el palacio legislativo. Quienes aplaudieron no son dignos de ejercer la representación popular. El diputado Gallo, como dice la canción podría preguntarle al jefe: Yo tengo mi gallinita, ¿será que a usted no le gustan las periquitas? Afortunadamente, ya queda poco tiempo para que le devolvamos al parlamento su majestad, y de nuevo sea la genuina representación de la soberanía popular, con la expulsión de esta casta de delincuentes que han secuestrado este poder y sea como antes lo fue, el centro del debate político.





Contenido Relacionado