Mérida, Mayo Martes 13, 2025, 09:59 am
Donald Trump se subió este sábado a un escenario de un mitin en Pensilvania como favorito a ganar las elecciones presidenciales del próximo otoño y se bajó con el rostro ensangrentado, rodeado de agentes del Servicio Secreto, tras haber sobrevivido a un intento de asesinato, y quizá con todavía más opciones de recuperar la Casa Blanca. Un asistente al mitin falleció en el ataque y otros dos resultaron heridos y estaban en estado crítico. El autor del tiroteo, que disparó desde el techo de un edificio cercano, fue abatido por las autoridades.
El expresidente de EE.UU. se encontraba en medio de un discurso en Butler, una localidad al norte de Pittsburgh, en el oeste de Pensilvania, uno de los estados más importantes en la elección. En un momento en el que hablaba sobre uno de los asuntos que más le conectan con su electorado -la entrada masiva de inmigrantes indocumentados-, se escucharon una serie de detonaciones, que percibieron tanto los asistentes como quienes seguían la retransmisión del discurso por vídeo. Trump se echó la mano al lado derecho de su cabeza y cayó al suelo. De inmediato, se lanzaron sobre su cuerpo media docena de agentes del Servicio Secreto, la fuerza de seguridad que protege a los presidentes, expresidentes y a sus familias.
Trump consiguió levantarse con rapidez, ayudado por los agentes, con un gesto de conmoción en la cara y sangrando de forma visible desde la parte superior de su oreja derecha. Los agentes trataron de evacuar al expresidente a la mayor rapidez, con parte del público que estaba detrás del candidato espantado, algunos inclinados, tratando de protegerse debajo de sus asientos. Otros apuntaban hacia la derecha del escenario, de donde parecía que venían los disparos, entre gritos de horror y pánico.
«Dejadme que me ponga mis zapatos», se escuchó a Trump decir a sus agentes a través del micrófono desde el que había hablado en el mitin. «Esperad, esperad», añadió antes de dirigirse a la multitud. Levantó el puño y lo agitó contra el aire. Por su boca, parecía gritar 'fight!, fight!', '¡luchad!, ¡luchad!'. Los agentes le bajaron del escenario y le introdujeron en un vehículo blindado de su campaña, mientras el expresidente seguía levantando el puño hacia sus seguidores, que coreaban el grito de 'USA, USA'.
En menos de una hora, la campaña de Trump informó que el expresidente estaba bien de salud y que sus heridas eran leves. Trump agradeció a los agentes de policía y a los médicos la atención recibida.
El propio Trump contó después que una bala le alcanzó en la parte superior de la oreja derecha, muy cerca del cráneo. «Inmediatamente me di cuenta de que algo estaba mal cuando oí un silbido, disparos, y enseguida noté la bala perforando la piel. Hubo mucha sangre, así que me di cuenta de lo que pasaba», dijo el expresidente en su red social Truth Social.
Las autoridades están investigando lo ocurrido como un intento de asesinato. El sospechoso estaba subido en el techo de un edificio en el exterior de la explanada en la que Trump celebraba su mitin. Disparó varios tiros a una distancia de 120 metros del escenario en el que hablaba el multimillonario neoyorquino. Las autoridades confirmaron que fue «neutralizado» por francotiradores del Servicio Secreto poco después del tiroteo.
Las autoridades no han identificado de forma oficial al sospechoso, al que no encontraron un documento de identidad tras el ataque. Sin embargo, sí lo han hecho medios como 'The New York Post', que reveló que se trata de Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años de Bethel Park, una localidad de Pensilvania a cerca de una hora del lugar de los hechos. Según la agencia AP, utilizó un rifle de asalto AR-15, una de las armas que suelen protagonizar los tiroteos masivos que conmocionan de forma periódica a la primera potencia mundial.
Tras el ataque, las muestras de apoyo a Trump llovieron en los altos cargos del partido republicano. «Es el hombre más fuerte que he conocido en mi vida, nadie ha pasado por lo que ha pasado él», dijo la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem. «Nunca dejará de pelear para salvar a EE.UU», reaccionó su hijo mayor, Donald Trump Jr., que tiene una importancia creciente en su campaña.
El presidente de EE.UU. y rival de Trump en las elecciones de noviembre, Joe Biden, no tardó en condenar el ataque. «No hay lugar para este tipo de violencia en EE.UU», aseguró. «Debemos unirnos como nación para condenarlo».
«Es algo enfermizo», añadió Biden. «No podemos dejar que esto ocurra, no podemos permitirlo». El presidente habló esa misma noche por teléfono con Trump, según comunicó la Casa Blanca.
El ataque ha ocurrido dos días antes de que arranque la Convención del Partido Republicano en Milwaukee (Wisconsin), el cónclave en el que Trump será ungido de forma oficial a la presidencia de EE.UU. Pocas horas después del ataque, el Partido Republicano y la campaña de Trump confirmaron que el candidato acudirá a la convención, una de las grandes citas del calendario electoral.
La convención ocurrirá en un momento de debilidad de Biden, que lucha contra intentos internos de que abandone su candidatura tras su desempeño desastroso en el primer debate entre candidatos del mes pasado. Las imágenes de ayer de Trump, con la cara ensangrentada, el puño en alto y la bandera de EE.UU. de fondo -un icono inmediato de la política estadounidense moderna- se anticipan ya como un factor decisivo para que el multimillonario neoyorquino consiga lo que un día pareció imposible: su regreso a la Casa Blanca. /Agencias / ABC España