Mérida, Marzo Martes 18, 2025, 02:18 am
Les falta rastrearla con los perros, como en las películas. Aunque la persiguen uniformados de todas las policías y los espías disfrazados que, como pasa con Salazar, el margariteño del cuento, todo el mundo sabe quiénes son.
Ya no encuentran qué hacer para detener su marcha hacia la victoria, doble, de paso, porque de verdad le tienen miedo a las multitudes que la acompañan por los cuatro puntos cardinales de la Venezuela que ella quiere rescatar, regresandole su perdida grandeza, devolviéndole a los venezolanos la paz y la justicia, en el marco de una democracia fortalecida, en un verdadero Estado de Derecho enmarcado en la más absoluta libertad.
La desesperación, ya lo hemos dicho en otros artículos, los tiene francamente locos. El repartidor de mazazos propala mentiras, rumores y advertencia, creyéndose todavía el mandamás, haciéndose el musiú, cuando se sabe que el cerebro del mal es él y sólo él. Le secunda el psiquiatra de la asamblea que, en su lenguaje rebuscado, imparte a sus rodillas en tierra, las órdenes, todas a cumplirse sin discusión alguna, del cómo aplicarle el freno a María Corina Machado y, por la vía del TSJ, el bufete de la revolución, darle una patada a la mesa.
Olvidan los perseguidores implacables que, entre los millones de venezolanos que están esperando el 22 de octubre, para votar a favor de la líder de toda Venezuela, asunto ya definitivo, incuestionable e inmodificable, se encuentra buena parte, creciendo, de chavistas que molestos, frustrados y engañados por los jefes rojos que transformaron la revolución que ellos apoyaron y creían vendría a engrandecer más a Venezuela de lo que estaba en tiempos democráticos, en una simple empresa, muy rentable, donde la corrupción campea, el hambre supera el 80% y nada grande ni favorable ha construido en dos décadas y media de total desgobierno.
Los perseguidores no encuentran qué hacer. Bueno, los que andan tras de ella, cumpliendo a regañadientes lo que le ordenan sus jefes, los cuales en sus despachos trazan estrategia tras estrategia, todas fallidas ante la respuesta popular. En las salas situacionales los cubanos llevan la palabra y los de aquí, cabeza gacha, guardan sepulcral silencio, como igual silencio mantiene el resto de ejecutivos, pero cumplen, en el manejo de todos los asuntos públicos.
María Corina, reiterando que va hasta el final, precisando lo que hará a favor del país en lo económico y en lo social, con un equipo de primera que la asesora, marcó las líneas maestras que harán posible la verdadera y urgente transformación, léase cambio, que la nación reclama. Ella, a lo suyo, que es Venezuela. Claro que muestra preocupación por lo que pueda sucederle, pero sigue adelante. Todos saben que una fiera herida es capaz de cualquier cosa, por eso hay que cuidarla de los muchos y feroces adversarios que la están persiguiendo, dentro y fuera del chavismo.
El liderazgo gobernante tiembla al solo pensar que millones de venezolanos están decididos a derrotarlos por la vía del voto. Saben que eso les ocurrirá y para evitarlo piensan y actúan. Tienen dos caminos: o se empeñan en dinamitar las primarias o las aceptan. Lo primero no se los perdonaría la mayoría de naciones donde existen libertades. Y en momentos en que, pruebas en mano (más de 8000 están siendo examinadas) su libertad pende de un hilo, muy frágil por supuesto porque sus delitos son de lesa humanidad. Saben que correr ese riesgo es muy cuesta arriba.
Lo segundo, igualmente ha sido planteado por muchos y largamente examinado. Argumentan, con mucha razón, que Maduro no puede seguir gobernando; que la revolución en sus manos ha fracasado y recomiendan que otro sea el abanderado. Así, lo afirman, se perdería el gobierno, pero la revolución se salvaría: se iría a la oposición y podría volver a aspirar más adelante.
A la fecha, esta última posibilidad, ha cogido vuelo. Tanto que Diosdado viajó a Cuba a plantearla y regresó confiado. Nada extraña a los estudiosos de la política que esto suceda, y pronto, si logran convencer a Maduro de aceptar el retiro.
Entonces, cesaría la persecución contra María Corina que, ya electa, sería en propiedad la negociadora de esa salida, lo cual significa que traería la paz y la libertad de regreso a Venezuela.