Mérida, Junio Jueves 12, 2025, 11:10 pm

Inicio

Opinión



Recordando a Albino Sánchez Mora: a ocho años de su partida, el legado de un gran Padre y Amigo

Diario Frontera, Frontera Digital,  Opinión, ,Recordando a Albino Sánchez Mora: a ocho años de su partida, el legado de un gran Padre y Amigo
Recordando a Albino Sánchez Mora: a ocho años de su partida, el legado de un gran Padre y Amigo


Albino Sánchez Mora, dejó una larga carrera de méritos profesionales y personales.

Oriundo de los pueblos del Sur, visita por última vez junto a su familia este hermoso pueblo en el año 2013, con motivo de los cien años de la llegada del primer Jeep a Canaguá. En este viaje no solo se sintió homenajeado por sus coterráneos, sino que nos llevó a conocer de primera mano su entrañable pasión por sus orígenes.

Hijo de María Antonia Sánchez y Ángel Domingo Mora Newman, nació el 1 de marzo de 1933, en la Aldea Guaimaral del Municipio Arzobispo Chacón. Lugar desde el que nos contaba con entusiasmo acerca de las enseñanzas de sus padres y las faenas diarias de la agricultura y ganadería con las que fue creciendo. Tareas que pronto se vieron interrumpidas por su personalidad curiosa y extrovertida, que le impulso a conocer en los libros, las distintas formas con las que podía crear historia para su gente.

Fue así como Sánchez Mora inicio sus primeros estudios en el colegio San José del estado Mérida, con el apoyo de su tía Frutosa, periodo que acompañó con faenas matutinas de reparto de leche por la avenida Urdaneta y calles del centro de la ciudad.

 Opinión,

Al terminar el bachillerato decidió marcharse a Caracas donde vivencio diferentes experiencias, y compartió con su Tía, la siempre recordada -Tía Neria, en El Paraíso, lugar que evocaba como la Caracas de ensueño, donde conoció personalidades políticas de gran importancia para la democracia de la Venezuela de esa época.

Curso estudios de Comunicación Social en la universidad Central de Venezuela. De regreso a los Andes ejerció su profesión con esmero, pasión y profesionalismo en diarios del Táchira y Mérida, como La Nación, Frontera, El Vigilante, Correo de los Andes, Diario Católico y en revistas como el Balcón de los Andes, Novedades de Aragua, Canaguá Centenaria, La Azulita, Guariqueña, Sureña, entre otras. 

Es así, como su habilidad por la escritura lo llevo a involucrarse en la historia de muchos pueblos, descubriendo héroes anónimos como el General merideño de la Segunda Guerra Mundial, a quien dedicó el libro titulado Biografía J.J. Sánchez Carrero, primera edición (1973) y segunda edición (2008), y de donde el Diccionario de la Historia de Venezuela de Fundación Empresas Polar, entre otras fuentes de información de interés mundial que se pueden apreciar en Google han tomado sus notas históricas y de investigación. Otro gran personaje histórico fue el padre Adonai Noguera Mora fueron fuente inspiración de muchos de sus artículos y a quien admiró profundamente por su labor apostólica y humana.

Esta mirada a personalidades de la historia, lo motivó a conocer sobre sus propios orígenes y los de las familias de los pueblos del Sur, descubriendo de manera maravillosa una mezcla genética, histórica y cultural muy importante para los Andes venezolanos y que supo plasmar en su libro: Genealogía e Historia de algunos Linajes del sur merideño (2004).

 Opinión,

Conocido por su compañerismo, entusiasmo y pasión, Albino al mismo tiempo siempre estuvo presto en apoyar a las comunidades, ofreciendo sus reportajes de prensa para señalar problemáticas o dar a conocer alguna conmemoración importante.

Albino Sánchez Mora también fue padre, esposo, hermano y amigo. Nueve hijos son parte de su legado familiar, a quienes apoyó y acompañó en su formación, inculcando valores de honestidad y perseverancia. Como padre llevó adelante el amor por la familia y el respeto entre hermanos. Sus oraciones se acompañaban del nombre de cada uno de sus hijos.  Una de sus más frecuentes frases para evocar a sus hijos fue: Mis hijos, son la luz de mis ojos.

Con su esposa Judith Vielma de Sánchez, se apoyó con amor para fortalecer la calidez de un hogar que supo sostener y compartir, en donde quedó plasmado infinitamente el querer volver a estar en casa.

Sin lugar a dudas, su segunda casa donde disfrutaba estar fue La Azulita, conocida como el Balcón de Los Andes, en donde conoció a su esposa, y logró conquistar el afecto y cariño de su suegra Paulita quien fue sin dudas uno de los principales motivos de los innumerables viajes a este bello lugar, que lo acogió como hijo adoptivo.
Para Albino, no había suceso que pudiera deshacer las tan anheladas visitas a sus hermanos, en especial le entusiasmaba ver a Cleotilde, Aura y Eufemia. Su corazón también se estremecía cuando recordaba la pérdida de dos de sus hijos o cuando pensaba en el poco tiempo compartido con su hermano Rigo.

Fue un hombre cuyas raíces le inculcaron un gusto por los huertos, las plantas medicinales, las arepas de harina de trigo y un buen jugo de lechoza. Así mismo disfrutaba de una buena tonada de violines andinos, un joropo y su siempre hermosa devoción por la paradura del Niño Jesús.

Nunca dejaba de lado su responsabilidad con el periodismo, y logró integrar su pasión y profesión con la familia, por lo que y nos invitaba entre otras cosas a llevar las notas de prensa a las distintas sedes de los diarios, así como a acompañarlo durante sus visitas al cuarto obscuro de revelado, mientras nos hacía esperar con la ilusión de ver como nacía una fotografía, o sus afanes por escribir a mano su borradores, para después dejarnos oír por horas el teclado de su máquina de escribir  Olivetti: Clac, Clac, Clac, ding!

De sus experiencias de vida Albino siempre tuvo algo que contar, por ello le encantaba transmitir sus anécdotas, ya fuese alrededor de la mesa en una comida, en la sala o en cualquier lugar que fuera propicio y le trajera algún recuerdo de las travesías de su juventud, de algún amigo o una vivencia en particular.

Ese último viaje a Canaguá nos permitió conocer la humildad de un hombre que  soñando con volver a esta tierra entrañable, sabía que no volvería nunca más y que el olor de la cocina de su madre lo esperaba en otro lugar.

Tras 70 años de servicio, entrega y pasión por su profesión Albino Sánchez Mora, muere el 10 de mayo de 2016, en su casa en Ejido Edo. Mérida, acompañado de su esposa y familiares quienes les dieron los cuidados y compañía durante su enfermedad.

A ocho años de su partida su recuerdo sigue intacto en quienes lo amamos, crecimos a su lado, compartimos de cerca y lo conocimos. Lo recordaremos por sus enseñanzas como padre, amigo y por su inmenso amor a su familia, las letras y la historia.

María Yesenia Sánchez Vielma

Joser Albino Sánchez Vielma 





Contenido Relacionado