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Jóvenes de Mucuchíes ven como opción la migración para salir de la crisis en Venezuela

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Jóvenes de Mucuchíes ven como opción la migración para salir de la crisis en Venezuela


Cientos y cientos de merideños, entre las edades de 18 y 30 años, han migrado con el propósito de encontrar mejor calidad de vida, poder estudiar en universidades en donde la calidad académica sea la norma, y poder ayudar económicamente a sus familias.

Los jóvenes de Mucuchíes del estado Mérida, no escapan de la Emergencia Humanitaria Compleja que experimenta el país. Por el contrario, la viven de forma diferenciada, realidad que ha provocado la migración a otros territorios.

Las pocas oportunidades de futuro están obligando a este grupo poblacional, jóvenes entre 18 y 30 años, a migrar fuera de Venezuela, situación preocupante para un país que en cinco años ha perdido su bono demográfico.

La agricultura y el turismo, son la principal fuente económica de la zona, pero se ha visto afectada por la precariedad de insumos agroquímicos, la deficiencia de los servicios públicos y la escasez de combustible. Esta dificultad afecta de manera diferenciada a los jóvenes de Mucuchíes y sus aldeas, quienes no tienen oportunidades de desarrollo.

Cientos y cientos de merideños, entre las edades de 18 y 30 años, han migrado con el propósito de encontrar mejor calidad de vida, poder estudiar en universidades en donde la calidad académica sea la norma, y poder ayudar económicamente a sus familias.

Jóvenes de Mucuchíes en búsqueda de mejor futuro

NTA tuvo la oportunidad de acceder al testimonio de un joven rangelense agricultor oriundo del páramo merideño, quien decidió irse de Venezuela buscando mejores oportunidades para su futuro. Juan Marcos Pérez, nombre que indicó para proteger su identidad, comenta al medio la historia de su experiencia migratoria.

“Salir de Venezuela no ha sido fácil. En la primera oportunidad lo hice en 2019 a Colombia, pero no me fue como lo esperaba. Allá trabajaba agarrando papa y en la construcción, ganaba muy poco y solo me alcanzaba para pagar la comida y la pequeña habitación donde vivía… De paso me agarró la pandemia. Fueron momentos duros porque varias veces, por ser venezolano, no me pagaban”, aseguró el joven de Mucuchíes.

Toda esta situación hizo que decidiera regresar de nuevo a Venezuela en 2022. Afirma que le hacía falta su familia, en especial su papá, quien estaba atravesando por un problema de salud delicado, y quien, al poco tiempo de haber llegado, falleció.

Pérez en ese momento se había ido del país buscando una mejor calidad de vida, y, cuando decidió retornar, lamentablemente percibió que las condiciones de precariedad que lo hicieron migrar en ese momento, siguen estando presentes. Esa idea de que el país estaba mejor solo era un mito.

Migrar por segunda vez

El joven rangelense decidió nuevamente abandonar el país, pero ahora con un nuevo destino, los Estados Unidos. El lugar donde pensó alcanzar el tan anhelado por muchos “sueño americano”.

Pérez declaró que su intención era migrar acompañado para disminuir los riesgos durante la travesía, por lo que convenció a dos amigos para que lo acompañaran, internándose hace unas semanas en la peligrosa selva del Darién.

“En tres días cruzamos la selva, pedí a Dios no encontrarme con ningún cadáver, y así fue. En mi caso no vi nada eso, pero mis compañeros sí dicen que vieron el cuerpo de un haitiano cerca del río, al parecer murió ahogado. Lo que sí me impresionó fue la cantidad de ropa que se ve tirada en todo el trayecto del Darién”, indicó.

Igualmente, el joven de Mucuchíes manifestó que uno los obstáculos eran al cruzar el río por el abundante caudal que tiene, y debía estar muy pendiente para no ser arrastrado por el mismo. Además, narró para NTA, que se las ingenió para alimentarse e hidratarse durante el recorrido… “Tomaba agua de las quebradas y les colocaba unas pastillas para purificarla”, las cuales le dieron organizaciones humanitarias que hacen presencia en Necoclí, poblado ubicado justo al entrar a la selva.

“Caminamos mucho, tanto que uno perdía la noción del tiempo. Recuerdo que al llegar a las piraguas tocaba pagar 20 dólares, pero nosotros decidimos caminar para ahorrar ese dinero. Al llegar a la frontera de Panamá, estuve en el refugio donde me dieron comida, me pude bañar, y ya después de ahí agarré junto con mis compañeros un autobús para seguir la travesía”, sostuvo.

Secuestro en Centroamérica

Este joven migrante declaró que el paso por los países de Centroamérica tampoco es fácil. A pesar de no enfrentarse a las condiciones extremas que implica la selva, sí deben hacer frente al abuso de funcionarios y grupos delincuenciales de esos países.

Pérez en su relato agregó que al salir de Guatemala caminó hacia Ciudad de México acompañado de un grupo de migrantes. Quienes fueron retenidos por unas personas que les cobraron 2500 dólares para poder ser liberados. Presuntamente miembros de un cartel, que por protección decide no nombrar.

En medio de la incertidumbre y el temor de perder la vida en mano de los antisociales, Pérez y compañeros no tuvieron otra opción que entregar todo el dinero que llevaban, quedando de manos cruzadas en el país norteamericano.

Este joven rangelense comenta que actualmente en Ciudad de México la situación es complicada. Comentario que realiza porque hay poco trabajo para migrantes, además de tener que evitar permanentemente a los funcionarios del Estado, por miedo a ser deportado.

Actualmente, Juan se encuentra en la ciudad de México, esperando cita para lograr pasar a Estados Unidos. Por ahora, encontró trabajo en una carnicería, lo que le permite comprar alimentos y pagar un lugar donde vivir, “vamos a la de Dios”, finalizó.

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