Mérida, Febrero Domingo 16, 2025, 01:41 am
Juntos
hemos iniciado un Año Santo
o Año Jubilar, tiempo privilegiado de gracia, en el que la Iglesia concede
especiales gracias
espirituales (indulgencias) con motivo de un acontecimiento
eclesial de gran relevancia. La duración del mismo se determina en la bula o
decreto de convocatoria, en este caso, desde el 24 de diciembre de 2024 al 6 de enero de
2026.
Según la tradición de la Iglesia los años santos o jubilares ordinarios y
universales (para toda la Iglesia) tienen lugar cada 25 años, en los que se conmemora el tiempo del nacimiento del
Señor. La Iglesia también pueda declarar otros años jubilares o santos con carácter
extraordinario, tanto de carácter universal (por ejemplo, el Año de
la Misericordia 2015-2016) y de carácter particular diocesano, como
aconteció en 2023 al celebrar el centenario de nuestra Arquidiócesis de Mérida.
Una segunda clave para
entender este jubileo es “el signo de la esperanza, bajo el
lema: “Peregrinos
de esperanza”, no es un jubileo temático dedicado a la esperanza,
como fue el de la misericordia, al mismo estilo del convocado por Pablo VI en
1975 bajo la clave de la reconciliación.
Un tercer elemento es la
“bula jubilar”, nombre técnico e
histórico del documento mediante el cual un papa convoca un año jubilar y
explica su razón, finalidad, modalidades y fechas. La bula de este jubileo
lleva por título: “Spes non confundit”, en español, “La esperanza no defrauda”, firmada por
el Papa Francisco, el 9 de mayo de 2024. Fue tomada de la carta
del apóstol a los Romanos (5, 5).
Como cuarta clave
tenemos el logo de este jubileo,
representado en cuatro figuras estilizadas que indican la humanidad proveniente desde los
cuatro rincones de la tierra, abrazadas entre ellas, indican la
solidaridad y la fraternidad que une a los pueblos de la tierra. La primera
figura está aferrada a la cruz. Es el signo no solo de la fe que abraza, sino
también de la esperanza que nunca puede ser abandonada, porque necesitamos
siempre de ella, sobre todo en los momentos de mayor necesidad.
En la parte
inferior de la cruz notamos como se
alarga transformándose en un ancla y que se impone sobre el
movimiento de las olas, es el ancla de la esperanza, que, a su vez, es el
nombre que en la jerga
marina se da al ancla de reserva usada por las embarcaciones para
hacer maniobras de emergencia que permitan estabilizar la barca durante las
tormentas. Solo en Cristo serán calmadas nuestras tormentas y solo en Él encontraremos
la verdadera paz (Jn 14,27).
También podemos notar como la cruz no es estática, sino dinámica y se
curva hacia la humanidad, saliendo a su encuentro y no dejándola sola, ofreciendo la certeza de la presencia y la seguridad de
la esperanza en Cristo y su Evangelio. Se destaca, finalmente, el color verde
con el lema del jubileo 2025: “Peregrinos
de esperanza”.
Una de las claves más preciosas de este jubileo es
su himno y oración de este jubileo, con letra de Pierangelo Sequeri y música
de Francesco Meneghello, ambos
italianos. Los temas presentes en el himno son la creación, la fraternidad, la
ternura de Dios y la esperanza. El estribillo del himno es este: “Llama
viva para mi esperanza, / que este canto llegue hasta ti, / seno eterno de
infinita vida, / me encamino, yo confío en ti”.
La oración oficial del Jubileo
2025 es una invitación a la conversión
personal, a la reconciliación con Dios y con los demás. También es una
oportunidad para renovar la fe y profundizar la vida de oración. Con plegarias como estas: “Padre, que estás en el cielo, la fe
que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo,
despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida
de tu Reino. Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas
del Evangelio…La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza,
el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y
la paz de nuestro Redentor. Amén”.
Por último, los epicentros jubilares están fijados en las
cuatro basílicas papales o mayores (San Pedro, Santa María la
Mayor, San Pablo Extramuros y San Juan de Letrán o el Salvador). Además, el
Papa Francisco abrió una puerta jubilar el 26 de diciembre en el Centro
Penitenciario de Rebibbia, en las afueras de Roma. También
son templos jubilares todas las catedrales y concatedrales de la Iglesia y
aquellos templos singulares que los obispos determinen en sus Iglesias
Particulares, en nuestro caso concreto, nuestro Arzobispo ha determinado que
sean lugares jubilares la catedral de Mérida, por la zona del páramo la
Basílica Menor – Santa Lucia de Timotes. Por la Zona Pueblos del Sur el Templo
Parroquial Nuestra Señora del Carmen de Canaguá. Por la Zona del Mocotíes el Santuario
Nuestra Señora de Regla de Tovar. Por la Zona Pastoral de Ejido El Santuario
San Buenaventura Matriz de Ejido. Y por la Zona Pastoral El Chama el Templo
Parroquial Nuestra Señor de Coromoto.
Que este jubileo nos
ayude a ponernos en camino como expresión no solo de movilidad física, sino, sobre todo,
de transformación de uno mismo, de salida en búsqueda de un encuentro, de una
meta, llegar todos a Cristo camino, verdad y vida.
Mérida, 19 de enero de 2025