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“Claves para vivir el jubileo” por Padre Edduar Molina

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“Claves para vivir el jubileo” por Padre Edduar Molina


Juntos hemos iniciado un Año Santo o Año Jubilar, tiempo privilegiado de gracia, en el que la Iglesia concede especiales gracias espirituales (indulgencias) con motivo de un acontecimiento eclesial de gran relevancia. La duración del mismo se determina en la bula o decreto de convocatoria, en este caso, desde el 24 de diciembre de 2024 al 6 de enero de 2026.

Según la tradición de la Iglesia los años santos o jubilares ordinarios y universales (para toda la Iglesia) tienen lugar cada 25 años, en los que se conmemora el tiempo del nacimiento del Señor. La Iglesia también pueda declarar otros años jubilares o santos con carácter extraordinario, tanto de carácter universal (por ejemplo, el Año de la Misericordia 2015-2016) y de carácter particular diocesano, como aconteció en 2023 al celebrar el centenario de nuestra Arquidiócesis de Mérida.

Una segunda clave para entender este jubileo es “el signo de la esperanza, bajo el lema:Peregrinos de esperanza”, no es un jubileo temático dedicado a la esperanza, como fue el de la misericordia, al mismo estilo del convocado por Pablo VI en 1975 bajo la clave de la reconciliación.

Un tercer elemento es la “bula jubilar”, nombre técnico e histórico del documento mediante el cual un papa convoca un año jubilar y explica su razón, finalidad, modalidades y fechas. La bula de este jubileo lleva por título: “Spes non confundit”, en español, “La esperanza no defrauda”, firmada por el Papa Francisco, el 9 de mayo de 2024. Fue tomada de la carta del apóstol a los Romanos (5, 5).

Como cuarta clave tenemos el logo de este jubileo, representado en cuatro figuras estilizadas que indican la humanidad proveniente desde los cuatro rincones de la tierra, abrazadas entre ellas, indican la solidaridad y la fraternidad que une a los pueblos de la tierra. La primera figura está aferrada a la cruz. Es el signo no solo de la fe que abraza, sino también de la esperanza que nunca puede ser abandonada, porque necesitamos siempre de ella, sobre todo en los momentos de mayor necesidad.

En la parte inferior de la cruz notamos como se alarga transformándose en un ancla y que se impone sobre el movimiento de las olas, es el ancla de la esperanza, que, a su vez, es el nombre que en la jerga marina se da al ancla de reserva usada por las embarcaciones para hacer maniobras de emergencia que permitan estabilizar la barca durante las tormentas. Solo en Cristo serán calmadas nuestras tormentas y solo en Él encontraremos la verdadera paz (Jn 14,27).

También podemos notar como la cruz no es estática, sino dinámica y se curva hacia la humanidad, saliendo a su encuentro y no dejándola sola, ofreciendo la certeza de la presencia y la seguridad de la esperanza en Cristo y su Evangelio. Se destaca, finalmente, el color verde con el lema del jubileo 2025: “Peregrinos de esperanza”.

Una de las claves más preciosas de este jubileo es su himno y oración de este jubileo, con letra de Pierangelo Sequeri y música de Francesco Meneghello, ambos italianos. Los temas presentes en el himno son la creación, la fraternidad, la ternura de Dios y la esperanza. El estribillo del himno es este: “Llama viva para mi esperanza, / que este canto llegue hasta ti, / seno eterno de infinita vida, / me encamino, yo confío en ti”.

La oración oficial del Jubileo 2025 es una invitación a la conversión personal, a la reconciliación con Dios y con los demás. También es una oportunidad para renovar la fe y profundizar la vida de oración. Con plegarias como estas: “Padre, que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino. Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio…La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y la paz de nuestro Redentor. Amén”.

Por último, los epicentros jubilares están fijados en las cuatro basílicas papales o mayores (San Pedro, Santa María la Mayor, San Pablo Extramuros y San Juan de Letrán o el Salvador). Además, el Papa Francisco abrió una puerta jubilar el 26 de diciembre en el Centro Penitenciario de Rebibbia, en las afueras de Roma. También son templos jubilares todas las catedrales y concatedrales de la Iglesia y aquellos templos singulares que los obispos determinen en sus Iglesias Particulares, en nuestro caso concreto, nuestro Arzobispo ha determinado que sean lugares jubilares la catedral de Mérida, por la zona del páramo la Basílica Menor – Santa Lucia de Timotes. Por la Zona Pueblos del Sur el Templo Parroquial Nuestra Señora del Carmen de Canaguá. Por la Zona del Mocotíes el Santuario Nuestra Señora de Regla de Tovar. Por la Zona Pastoral de Ejido El Santuario San Buenaventura Matriz de Ejido. Y por la Zona Pastoral El Chama el Templo Parroquial Nuestra Señor de Coromoto.

Que este jubileo nos ayude a ponernos en camino como expresión no solo de movilidad física, sino, sobre todo, de transformación de uno mismo, de salida en búsqueda de un encuentro, de una meta, llegar todos a Cristo camino, verdad y vida.

 

Mérida, 19 de enero de 2025





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