Mérida, Julio Martes 15, 2025, 02:40 am
Teresa Omaña
Martínez
@teresaomana3
El matrimonio
constituido por Ana Soraya Niño Cuadros, y su esposo Jhon Jairo Aguillón, se visualiza como una familia con principios de unión, respeto
y transmisión de valores. Llevan una vida de tradiciones por ser figuras
centrales en la crianza y educación de los hijos. Ambos tienen como objetivo
fundamental continuar ofreciéndoles orientación, respeto,
solidaridad y unión matrimonial.
Las enseñanzas para
con sus hijos se basan en garantizar un lugar donde cada uno crece, se equivoca y vuelve a comenzar.
Consideran que hablar y comunicarse es algo tan vital como respirar.
Esta familia reside
en Santa Rosa de Viterbo, Valle del Cuche, Vereda La Creciente del Departamento
de Boyacá, Colombia. Ana Soraya Niño y Jhon
Jairo, tuvieron tres hijos: Fredy, Jhon Jairo, y David. Para el momento tienen dos nietos: Dana Valentina, y Juan Felipe
quien vive en Medellín. Sus hijos se formaron en diferentes profesiones: Jhon
Jairo es ingeniero mecánico, Fredy es especialista en herrador y organizador de
eventos y David es médico.
Ana Soraya siente orgullo y satisfacción que a sus hijos les vaya bien en el campo
donde se desenvuelven, ya que fueron
grandes los sacrificios que vivieron los trayectos de cada uno, así
como las noches sin dormir por alguna enfermedad
presente en alguno de ellos entre otros.
Lazos invisibles
En su papel de madre,
Ana Soraya expresa que con sus tres
hijos existe una excelente conexión, la califica como una acción permanente y activa basada en un amor
incomparable ante cualquier otro, no hay equivalentes, coloca como ejemplo, a su hijo David, “cuando me necesita,
busca la manera de comunicarse conmigo,
yo siento lo mismo, así estemos juntos o separados por kilómetros de distancia”
Explica que su hijo David vive en Medellín. Allá está su Centro de Investigación. Sus estudios. Él desarrolla lo que le gusta o necesita… “regularmente conversamos, les puedo decir que con David habló por teléfono diariamente, es una voz muy querida a la que permanentemente deseo escuchar”, “tenemos una relación muy cercana, de mucha confianza, esto nos facilita la comunicación, nuestro apoyo es mutuo, aunque muy poco nos veamos, es un hombre sencillo, sin prepotencia, consecuente, humilde, trata muy bien a las personas, es juicioso, sensato, un hombre de vida y de formación para hacer el bien.
La infancia bonita
Ana Soraya confiesa
que tener un hijo médico- investigador
en el hogar no es muy común, “cuando
él está en casa se siente una sensación
extraordinariamente diferente, su estadía marca la diferencia. Su preocupación
por él es sostenible en el tiempo expresando en voz muy baja “…conversando con
usted, regresa a mi mente muchas interrogantes, por ejemplo, cómo estará su salud,
su condición física, sus adelantos en
las investigaciones, el trato hacia otras personas, a sus pacientes,
estudiantes, con otros investigadores y viceversa. Es un continuo las preguntas.
Explica que David desde
muy joven sentía un gran interés por querer
ayudar a las personas que tenían problemas
con el estudio, los aconsejaba a continuar, a no dejarse vencer ante cualquier
circunstancia, ahora sigue siendo así.
En la toma de
decisiones dice que él sabe cuándo tomarlas, ya muchacho, en su adolescencia era muy espontáneo, buscaba
lo mejor para avanzar y no estancarse, pocas veces preguntaba, las tomaba sin que lo supiéramos (lo sigue haciendo). Ya es un común denominador.
La madre de David Aguillón, complementa que desde muy pequeño buscaba soluciones a
los problemas. Amaba el arte en toda la expresión de la palabra, aún lo ama, este amor lo transformó en dar
amor y servir a los demás, en el lugar o
país donde se encuentre no existe impedimento, él continúa siempre con la esperanza y
conocimiento de luchar por alcanzar
logros, retos y alcances en sus proyectos de vida y los científicos.
Jhon Jairo, hermano
de David, revela que desde muy pequeño se interesó por el mundo de las artes la
poesía, el teatro, y el sacerdocio, él en su tiempo de muchacho fue poeta,
actor y monaguillo, hasta quiso ser sacerdote. Poco le importaba quien
estuviera presente, “él declamaba poesía y lo hacía muy bien, igual se desempeñó en el
mundo teatral.
Para el momento de
esta conversación recordó anécdotas que tanto los maestros y profesores de David que
le impartieron clase en las instituciones educativas donde cursó estudios,”le recomendaban a mis padres encaminarlo por el mundo de las Artes, de las Humanidades así como también a la vida sacerdotal”.
Este muchacho... “nunca desatendió los estudios en primaria y
secundaria siempre cumplía con las tareas… era
un muchacho muy aplicado, muy colaborador. “Se viene a mi mente gratos
recuerdos, porque desde muy niño ganó medallas de excelencia, ocupaba los
primeros lugares de primaria y secundaria en la universidad, la excelencia
jugaba con él.
Asimismo, Jhon recordó
los momentos de esparcimiento y entretenimiento que mantenía con su hermano, “el
juego era una constante, sobre todo cuando visitábamos al abuelo en su finca”.
Revela el cómo
aprendieron el oficio del campo, “este iba desde ordeñar las vacas hasta estarronar
los potreros (estarronaban el estiércol que
era usado como abono para la tierra), entre sus comentarios lanza sus
carcajadas y confiesa “para nosotros no
era un trabajo, era una diversión, disfrutábamos haciendo el oficio porque además
de correr jugábamos. Nuestra infancia fue tenaz, fuimos muy felices”.
Por su parte, Ana
Soraya, haciendo un movimiento de cabeza y mostrando una sonrisa espléndida, indicaba que era cierto lo que decía Jhon,…“es
un orgullo, para nosotros como padre y
madre la forma como nuestros hijos han
alcanzado logros muy interesantes, hemos compartido sus inquietudes ya sea en sus proyectos de vida y de profesión.
De sus estos admira la perseverancia y
la resiliencia en la continuidad y logros de sus luchas.
Al recordar tantas
vivencias sale a flote frases como “David
es un ser especial, con él comparto los éxitos que ha alcanzado…en su
adolescencia fue un muchacho lleno de grandes aspiraciones, cosa que como
padres no siempre entendíamos en sí lo que él quería.
También nos cuenta que David en su niñez y adolescencia llevó una vida de incertidumbre, de ansiedad y de enfermedad “no fue fácil” como padres tuvimos que tomar decisiones, “él fue operado del corazón, lo tiene ubicado al lado derecho”. Para ese tiempo, recibió apoyo de sus amigos, amigas, siempre lo acompañan.
La ciencia llega a casa
Relata Soraya, que
su hijo menor tomó la decisión de estudiar medicina en la Universidad de Antioquia,
“nosotros no contábamos como los medios económicos suficientes para hacer los pagos indispensables: como
vivienda, comida, movilización, libros entre otros. David en el primer semestre
se las ingenió realizando algunos oficios como colaborador, en espacios donde
había necesidad para ayudar con su servicio.
El estudio en la Universidad de Antioquia era su
mirada, para el segundo semestre consiguió apoyo económico, con lo reunido pagó el primer semestre…cuenta
su madre. Igualmente... “A partir del segundo semestre hasta culminar su carrera de medicina se ganó la beca, esto es una demostración de
que fue un alumno excelente…fue juicioso
con los estudios, con sus compañeros y profesores…las
notas que alcanzó en cada semestre siempre
eran A, fue muy estimulante para él y para su familia, impresionante.
El orgullo por este
hijo la engrandece, y dice “David está consolidado profesionalmente, e
inmediatamente me muestra una placa del título donde se lee que es Doctor mención
Summa Cum Laude por la Universidad de Antioquia. Su rendimiento
académico es excepcional, en esta se ventila un promedio de calificaciones de
un alto nivel de excelencia.
El doctor David Aguillón
obtuvo su doctorado en Ciencias Básicas
Biomédicas con énfasis en Neurociencias en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, Colombia.
Actualmente, es director del grupo de investigación de Neurociencias de
Antioquia de la Facultad de Medicina y
director de ensayos clínicos de
prevención de la enfermedad de Alzheimer. La enfermedad del Olvido.
Su compromiso es
continuar con ese hermoso trabajo al que
le dedicó esfuerzo conocimientos, tenacidad y visión el doctor Francisco Lopera
Restrepo, un referente particular de la
medicina neurológica colombiana, quien en vida
fue pionero en la investigación de
los genes que causan tempranamente la enfermedad de Alzheimer y la demencia, así como la investigación en la prevención.
Actualmente, David Aguillón (@david.aguillon13) es su sucesor,
él continua con el legado que dejó su
mentor. Como científico que es continúa investigando
a través del Grupo de
Neurociencias de Antioquía (GNA) en Medellín, los secretos del Alzheimer también nombrada la
enfermedad del olvido, es un esfuerzo que junto con su equipo continúan buscando la cura para la enfermedad
del olvido.