Mérida, Julio Martes 15, 2025, 03:24 am
Dedicado a sus hijos Aníbal y Amalia
Ramírez Mauriello.
“…dejó un historial de rebeldía contra
la usurpación dictatorial
y un perenne ejemplo de inconformidad
ante la injusticia, la indignidad y el atropello”
Rigoberto
Henríquez Vera
Julio
Ramírez Díaz (Tovar: n. 30/06/1918 - m. 3/7/2000) político y comerciante, hijo
de don Efraín Ramírez y doña Ynes Díaz, fue bautizado en la iglesia de Regla el
31/08/1918 por el Pbro. y Dr. Amable Escalante, siendo sus padrinos: Blas y
Rita Elisa Menda(1),
estudio primeras letras en la escuela de la señorita Ananías Avendaño y la
primaria en el Colegio Miranda bajo la dirección de don Claudio Vivas, no
siguió con el bachillerato y se dedicó al comercio con su padre.
El
21 de febrero de 1943 se funda Acción Democrática en Tovar y figura entre sus
fundadores al lado de quienes fueran sus amigos de toda la vida: el Dr. Domingo
Alberto Rangel, el Dr. Rigoberto Henríquez Vera y Don Adolfo Altuve Salas.
En
ese mismo año, visita a la ciudad de Tovar don Fernando de los Ríos ex ministro
español de educación, quien dicta una conferencia en el Centro de Amigos de
Tovar y Julio Ramírez junto con José Jesús Rosales, Claudio Vargas, Ricardo
Musche y Amador Morales solicitan al gobernador la elevación del antigua Colegio
Miranda a la categoría de Liceo.
El
26 de octubre de 1945, después del golpe del 18 de octubre fue designado como Prefecto
del Distrito Tovar(2) y nombra de secretario a Juan María Ramírez, quien
luego será su yerno. Cargo que ejercerá hasta el 26 de enero de 1947.
Al
asumir la presidencia don Rómulo Gallegos lo asigna en la Jefatura de la Aduana
de Encontrados(3), donde asumiría una posición gallarda al momento del golpe de Estado,
manteniéndose firme mientras todos se doblegaban ante los insurrectos.
En
la revista Tierra Firme, Nº 49, de enero - marzo de 1995, la investigadora del
Congreso de la República, para ese momento, Mirela Quero de Trinca escribió un
artículo intitulado “Encontrados, pueblo en rebeldía”,
relativo a la resistencia que en esa localidad del estado Zulia ofreció Julio
Ramírez, cuando el golpe militar que derrocó al gobierno de Rómulo Gallegos.
Señala la autora que los obreros petroleros de Encontrados con amenaza de
lanzarse a la huelga general fueron más allá y: “…bajo la dirección del señor
Julio Ramírez, administrador de aduanas, tomaron el pueblo, encarcelando a los
miembros de la Policía y de la Guardia Nacional que allí se encontraban, y
organizaron comandos obreros decididos a combatir hasta fin…”(4),
aunque es un trabajo interesante y novedoso dado que por la censura existente
en esa época contra los medios, la mayoría de referencias son de la prensa
extranjera, además que solamente fue en Encontrados donde hubo protestas contra
el levantamiento militar contra el presidente Gallegos que instauró un
triunvirato bajo el nombre de Junta Militar que gobernaría al país, desde el 24
de noviembre de 1948 hasta el 13 de noviembre de 1950.
El
19 de enero de 1996, coincidimos en el bufete del Dr. Alfonso Ramírez, su
hermano Julio y quien suscribe, conociendo la publicación la conversación se
centró sobre este tema, ¿quién más para negarnos o reafirmarnos lo sucedido,
que el principal protagonista del suceso?, lo que nos refirió Julio Ramírez fue transcrito por
nosotros minutos después de nuestra conversación, a fin de que no se olvidara
ningún detalle.
Julio
Ramírez, era reacio a salir en los periódicos o tener protagonismos, nos contó
lo ocurrido, pero siempre a título personal, como una conversación entre
amigos. Al morir su hermano, el Dr. Alfonso Ramírez creyó conveniente hacer público su relato y fue
publicado en la revista Casa de la Fragua. Es el siguiente y ahora con motivo
de los 103 años de su nacimiento es oportuno difundirlo de nuevo:
“Como
todo el mundo, yo esperaba un golpe contra el gobierno de don Rómulo Gallegos.
El día 24 de noviembre llegó a la oficina de la Aduana de Encontrados, de la
cual yo era administrador, la señora Alida de Urdaneta y me comunicó que se
habían alzado los militares. Inmediatamente mandé llamar al Sargento que
comandaba el Puesto de la Guardia Nacional; pero éste se excusó de acudir,
alegando que tenía órdenes de acuartelamiento. Con los seis hombres que había
en el Resguardo de la Aduana (llamados celadores) me dirigí a pie hacia el
Comando de la Guardia, situado a unos seiscientos metros de mi oficina. Por el
camino observé a unos guardias nacionales que oían la radio en una casa.
Dispuse que tres celadores, bajo el mando de Tesalio Méndez, Jefe del Resguardo,
detuvieran a esos guardias, y yo continué hasta el Comando, donde le exigí
personalmente al Sargento, quien estaba acompañado de la mayoría de los
guardias nacionales que había en Encontrados, que me acompañara. Me respondió
que tenía órdenes superiores de permanecer acuartelado; ante lo cual, saqué mi
revólver y apuntándole a él, al mismo tiempo que los tres hombres del Resguardo
hacían otro tanto con los demás guardias, le dije: -Pues yo tengo órdenes
superiores a las suyas de llevarlos a todos a la Aduana.
“En
el piso alto de la Aduana dejé detenidos a los guardias nacionales,
despojándolos antes de sus armas y municiones y entregándole al Sargento una
copia que contenía la lista de los pertrechos que le decomisé. Les advertí a
los guardias que los hombres bajo mi mando tenían instrucciones de dispararles
en caso de algún movimiento hostil.
“Fui al telégrafo, donde puse
un telegrama al Capitán Pineda León, jefe del cuartel de La Grita, para
notificar que me había hecho cargo de la autoridad civil y militar de
Encontrados. Instruí al telegrafista para que no trasmitiera ningún mensaje sin
mi permiso. Reuní a los jefes sindicales del ferrocarril, quienes, de acuerdo
conmigo, paralizaron todas las locomotoras que llegaron a Encontrados.
“En
la noche del 24 de noviembre volví al telégrafo y pregunté al telegrafista por
las novedades. Este me mostró el texto de un telegrama que el nombrado jefe del
Resguardo quiso enviar a la comandancia militar de Maracaibo. Decía así: “Aquí
el único alzado es el Administrador de la Aduana, Julio Ramírez. Procuraré
convencerlo o hacerlo preso”. Regresé a la Aduana y le manifesté a mi
subalterno que quería hablar con él. La respuesta de Tesalio fue que alzó los
brazos, como en las películas de vaqueros.
“Al
día siguiente trasladé los guardias presos al comando de la policía. Un celador
se encargó de vigilarlos, yo me quedé en la Aduana y a los otros los dispersé
por los alrededores, pues un avión estaba volando sobre el pueblo. Después supe
que el piloto era el oficial J. J. Méndez, natural de Santa Cruz de Mora. Este
avión dejó caer hojas en que advertía a la población que colocara trapos
amarillos en sus casas, a fin de no ser objeto del bombardeo que iba a
comenzar. Los vecinos atemorizaron y en su mayoría llegaron hasta la cárcel,
sometieron al celador que la cuidaba, le quitaron la llave y el fusil y
pusieron en libertad a los guardias. Entonces éstos se dirigieron a la Aduana.
Yo salí a recibirlos; el Sargento me encañonó con el fusil que antes tenía el
celador; pero el señor José de La Cruz Espinoza, persona muy respetada en el
pueblo, que lo conocía con el nombre Lacuche, se interpuso entre los guardias y
yo, y de esta manera fui hecho prisionero y remitido, por ferrocarril, hasta
Casigua, donde permanecí dos o tres días, y de aquí en avión hasta Maracaibo,
donde estuve preso junto con líderes sindicales y de Acción Democrática, como
J. A. Paz Galarraga, Ángel Emiro Govea, Luis Vera Gómez y otros. Luego fui
enviado a la Penitenciaría de San Juan de los Morros. En total, fueron siete
meses de cárcel, en esa primera ocasión”
El
Dr. Domingo Alberto Rangel en reconocimiento y homenaje póstumo por su
memorable actuación en Encontrados, calificó a Don Julio Ramírez como un “…apasionado y valiente, de valentías sin
límites convencionales” y de manera consagratoria y con justa razón afirmó:
“La
verdad es que si el 24 de noviembre hubiese existido un espíritu revolucionario
como el que exhibió Julio Ramírez y sólo él, el golpe habría sido el prólogo de
una insurrección popular victoriosa”(5)
Por su postura
indoblegable Julio Ramírez sufrió el ensañamiento cobarde de la dictadura
instaurada el 24 de noviembre de 1948, una vez que se entrego fue trasladado
detenido a Maracaibo, a manos del mayor Roberto “Turco” Casanova, que fue quien
hizo sobrevolar en la mañana del 25 el avión de la Fuerza Aérea lanzando
volantes firmados por él, amenazando en su “Comunicado al pueblo de Encontrado”(6), que si
aún persistían “…en mantener un foco de disturbios que contrasta con la total
normalidad que impera en todo el Estado Zulia”, además de exhortarlos a
deponer las armas y entregarse “De lo contrario será bombardeado sin
contemplación la población en general, dos horas después de lanzadas esas hojas
volantes”, ante ese ultimátum sucedió lo relatado por Julio Ramírez y
lo demás es historia.
Después de siete
meses en la Penitenciaria de Juan de los Morros, Julio Ramírez es secuestrado y
lo pasan a la cárcel Modelo de Caracas, el 3 de noviembre de 1951 es enviado
desde el Puerto de La Guaira en la sentina del vapor “Guárico”(7) al campo
de concentración en la isla de Guasina(8), “símbolo de
flagelación y torturas” en plena selva del Orinoco, en un viaje que duró 8
días, donde “…permaneció tiempo indefinido, sometido a trabajos forzosos y
vejámenes indecibles”(9), en realidad fueron 6 meses, al
inundarse y convertirse en ciénaga fue llevado a Sacupana del Cerro por 2
meses, en total eran 196 presos, y de allí trasladados en el vapor “Trujillo”
de la C.A.V.N. a la cárcel nueva de Ciudad Bolívar donde permaneció 3 largos
años hasta recuperar la libertad condicionada, no obstante se dedicó a
conspirar en la clandestinidad como contacto de los perseguidos políticos.
Una vez caída la dictadura el presidente Betancourt lo designó director de la Cárcel Modelo, a principios de octubre de 1959 la situación del penal empezó a complicarse con los 23 detenidos que fueron esbirros de la extinta Seguridad Nacional, quienes intentan fugarse. El 18 de octubre circuló en los medios la noticia de la destitución de Don Julio Ramírez como director, que ese mismo día fue negada, se le acusaba de haber entregado armas a algunos reclusos para que evitaran cualquier intento de fuga.
El 19 de octubre de
1959, los presos se declararon en huelga de hambre ante el comportamiento de la
Guardia Nacional que custodiaba la Cárcel, las represalias de los vigilantes y
la destitución de Julio Ramírez, quien por su condición democrática, amable y
cordial se ganó el aprecio de los reclusos(10). Ante lo
difícil de la situación señala Julio Ramírez: “…me dirigí a los reclusos y les
explique que tenían que guardar un buen comportamiento para mantener las
conquistas logradas hasta el momento”(11), a pesar
de haber sido destituido estaba consciente que las medidas adoptadas eran
contraproducentes y empeoraban el ambiente carcelario. Lo cierto es que a Don
Julio Ramírez le pasaron factura por querer convertir la Cárcel Modelo, en un
verdadero modelo carcelario de su época.
Posteriormente fue
directivo de la Línea Aeropostal Venezolana hasta que se retiró de política
activa y se dedicó a vida comercial en Valencia durante varios años para
retornar a su Tovar nativo donde estuvo dedicado a la lectura y tertulias hasta
que la muerte lo alcanzó. Sin lugar a dudas un combatiente tovareño sin par, un
revolucionario vertical, indomable, altivo y justiciero. Cuenta el Dr. Domingo
Alberto, que Julio Ramírez fue un ferviente partidario del Movimiento de
Izquierda Revolucionario (MIR), que en su momento: “Quiso ir a Cuba, con un
destacamento de compañeros para defender la isla en los días de la invasión a
bahía de cochinos”(12)
De haber tenido éxito la protesta de Encontrados, el ejemplo hubiese cundido por todo el país. Maracaibo era un punto clave por la industria petrolera por eso el mismo día enviaron refuerzos para custodiarla. Al menos por un día Julio Ramírez fue la pesadilla de la insurrección y demostró que tenía “tabaco en la vejiga”(13)
Centro
de Saberes Tovar,
junio 30, 2021 y julio 3, 2025
Notas:
(1)
"Venezuela, Arquidiócesis
de Mérida, registros parroquiales y diocesanos, 1654-2015," database with
images, FamilySearch (https://familysearch.org/ark:/61903/1:1:VNPD-WKN:
8 March 2021), Julio Ramirez Diaz, 31 Aug 1918; Bautismo; parish Nuestra Señora
de Regla, Tovar, Mérida, Venezuela, Arquidiocesis de Merida (Archdiocese of
Merida), Venezuela; FHL microfilm 1,699,803.
(2)
Rigoberto, Henríquez V.: De la democracia a la tiranía. Memorias (1920 - 1958) Vol. I.
Ediciones Centauro, Caracas, 1989. p. 285.
(3)
Para 1948, Encontrados es una población
situada en el Distrito Colón de la costa sur occidental del estado Zulia. En la
actualidad forma parte del municipio Colón.
(4)
Mirela, Quero de T., (enero - marzo, 1995). Encontrados, pueblo en rebeldía. Tierra Firme XIII(49), 113-114.
(5) Rangel,
Domingo A. (11 de julio de 2000) Julio
Ramírez: revolucionario en la vida y en la muerte. Ultimas Noticias, p. 46
(6) Ídem. p. 114. Tierra Firme.
(7) Juvenal, Romero:
Guasina así ocurrió. Raúl Clemente
Editores C.A., Valencia, 1987. p. 235.
(8) De acuerdo a la descripción geográfica y ambiental publicada en la
revista “TIME”: “Situada en pleno Delta del Orinoco, en el corazón de la selva
venezolana, bañada por los caños de Boca Grande al Norte, y Sacupana del
Remanso Sur, la isla de Guasina es, quizás uno de los lugares de la tierra más
hostiles a la vida humana”
(9)
Vera, Rigoberto, H. (13 de julio de 2000) Julio Ramírez: su vida y pasión. El
Vigilante, p. 7
(10)
(19 de octubre de 1959) En huelga de hambre población penal de la modelo. El Pregón s/p.
(11)
(20 de octubre de 1959) Declararon en huelga de hambre los procesados de la modelo. El
Universal s/p.
(12)
Ídem. p. 46
(13)
Tabaco en la vejiga, tener… Modismo venezolano
que indica que se posee gran decisión y valor. Así le dicen en los Andes a
quienes no se dejan mancillar.