Mérida, Marzo Martes 18, 2025, 03:18 pm
"Entonces Moisés bajó del monte, trayendo en su mano las dos
tablas de la Ley... labradas por Dios, así como era también
de la mano de Dios la letra grabada en ellas". (Éxodo, 32-15-16). Han pasado milenios desde la aparición
de este primer testimonio de un pueblo que, guiado por la fe, decide hacer de
este primer documento, dos tablas de ley, su norma de vida y convivencia, su
patrimonio sagrado que aun hoy trasciende hasta nosotros y transforma toda una
humanidad en una nueva ley en Cristo: el amor.
La Iglesia
como guardiana y custodia del patrimonio de la fe y la tradición viva de sus
comunidades cristianas ha conservado, en sus archivos, como testigos silenciosos
y perennes la huella de pastores y fieles que, movidos por la fe, han vivido
esa ley del amor, se han convertido en constructores de civilidad, progreso y
humanidad en cada rincón de nuestros pueblos y ciudades. Mérida cuenta con
un ponderado archivo arquidiocesano, creado por decreto del primer Arzobispo,
Monseñor Antonio Ramón Silva, el 11 de junio de 1905, como un servicio de la
Iglesia merideña a la evangelización de la cultura y la sociedad en general. En
sus espacios se conservan y difunde la documentación existente tanto en las
parroquias, como la que se produce en la curia de esta Iglesia local. Se nutre
constantemente, según las disposiciones eclesiásticas respectivas de las
diferentes dependencias de la Arquidiócesis y de donaciones de instituciones
públicas o privadas. Además de estar adscrito al departamento de Bienes
Culturales de la Conferencia Episcopal Venezolana y pertenece a la Asociación
Venezolana de Archiveros Eclesiásticos.
Para dar continuidad a uno de sus más
importantes fines, “Promover y llevar a cabo la investigación de la historia de
la Arquidiócesis”, por iniciativa de nuestro Arzobispo Metropolitano y
Presidente de la Fundación Archivo Arquidiocesano “Luis Eduardo Cardona”, se ha
realizado un importante coloquio, el pasado 9 de abril, con la participación de
estudiantes de la Escuela de historia, encabezados por su directora, la Dra.
Carmen Carrasquel, junto a invitados especiales, vía virtual, como el Dr.
Silvano Pabón, miembro de la Academia de la Historia de Colombia, junto a los
seminaristas del Seminario San José de Cúcuta y presencialmente nuestros
seminaristas teólogos de “San Buenaventura” de Mérida, además de investigadores
y amantes de la historia, casi un centenar de participantes en total.
El acto de instalación estuvo a cargo de
Monseñor Helizandro Terán, desde el salón del Trono del Palacio Arzobispal,
junto a las palabras de la Directora de la Escuela de Historia de la ULA y el Director
del Archivo Arquidiocesano.
Dos importantes disertaciones marcaron el
coloquio, el Dr. Silvano Pabón con su tema: “De la memoria archivo al presente
digital”, junto con la del profesor universitario Isaac López, sobre una
objetiva y completa panorámica de los archivos venezolanos, realidades y retos.
El Archivo Arquidiocesano, presentado por su Director,
como obra fecunda a lo largo de 118 años de funcionamiento custodiando,
preservando y difundiendo el acervo documental de la Iglesia merideña. Como testigo excepcional de la huella
evangelizadora de los curas doctrineros, de las misiones agustinas, entre otras
tantas memorias vivas de los apóstoles del Evangelio de la vida en nuestras
comunidades andinas, así como las las hazañas de los curas camineros que
llevaron el progreso a los apartados Pueblos del Sur, todo ello en 16 secciones
disponibles a los investigadores, fuentes de investigación que nutren la
indagación histórica y la difusión de valiosas obras de investigadores, a lo
largo de su historia y presencia de evangelizador de la cultura.
La investigadora Zoraima Guédez, fue la
responsable de presentar al Archivo General del Estado, creado el 25 de
diciembre de 1995, con sus primeros pasos como archivo histórico del Estado en
1987, gracias al reconocido trabajo de la Dra. Milagros Contreras y su equipo;
conserva en sus tesoros documentales protocolos notariales de 1577 hasta
1867, junto al Fondo Gobernación que conserva registros desde 1830 hasta
nuestros días. Con su ponencia titulada: “la información y documentación al
servicio de la investigación”.
También
participó el Archivo Histórico de nuestra Universidad de los Andes “Eloi
Chalbaud Cardona”, bajo la responsabilidad de su director José Mejías, nos
presentó su importante misión, conservando la memoria e identidad de nuestra
máxima casa de estudios universitarios, guardando tesoros valiosos como su documento
más antiguo, fechado el 6 de diciembre de 1591 en Santa Fe de Bogotá. Además de
documentos fundacionales, tomos antiguos, conventos coloniales, consejo
universitario y rectorado. Todo un
patrimonio documental de la Universidad de los Andes.
Un tercer
tesoro de la ciudad es sin duda, una de las bibliotecas de mayor riqueza
patrimonial en el país, la “Biblioteca Febres Cordero”, creada el 4 de
noviembre de 1978, con los fondos documentales de la familia de Don Tulio,
conserva la colección más completa de prensa regional venezolana del siglo XIX,
además de las actas del Cabildo merideño de 1578. La historiadora Nelly
Hernández nos presentó este patrimonio merideño junto a su sección de
manuscritos.
Por último,
los cronistas Frank Altuve de Ejido y Mayelis Moreno de Tabay, disertaron en el
tema sobre los archivos municipales del Estado Mérida, una necesidad para la
administración pública y la memoria.
Quiera
Dios que este primer esfuerzo en poner en común nuestros talentos y tesoros
documentales, nos comprometa a caminar juntos en la sinodalidad de la cultura y
la fe, pues bien lo decía el escritor latino Terencio "Nada de
lo humano me es ajeno". Realidad desafiante para nuestra evangelización de
hoy: todo lo que es humano nos recuerda a Dios, pues la humanidad ha sido
creada a la imagen de Dios. Nuestra gran misión ser memoria del humanismo que permita fomentar
una humanidad que vive a plenitud su presente y con esperanza cierta su futuro,
bien lo asevera el antropólogo italiano Giorgio Pasquale. "Chi non ricorda, non vive", quien no
recuerda, no vive.
Mérida, 14 de abril
de 2024