Mérida, Marzo Miércoles 26, 2025, 09:32 am
Oh, Jesús, perdónanos por nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno
y lleva
al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas
de tu Divina Misericordia […]
Ave, Ave, Ave María.
Estas fueron las palabras que la Virgen de Fátima en la
Portugal de 1917 pidió añadieran siempre al final del santo rosario. Aunque el
corazón de María sangre y la religión católica allá sido excusa de rebelión y
expansión territorial y comercial desde finales del siglo XII hasta la
restauración Meiji de 1868 en Asia. No es falso que su aparición y frases
describieron con exactitud lo que la humanidad estaba transitando y lo que
vendría. Las grandes potencias militares e industriales divididas en alianzas
avanzaban en conflictos, así involucraron a todos quienes de alguna manera se
relacionaban con ellos. Portugal quería cumplir solicitudes británicas para
ayudar a proteger sus colonias africanas y ello fue motivo para declarar la
Guerra.
Fátima es la representación divina de lo que humanamente
no se podía explicar, la visión del infierno, la advertencia de la Segunda
Guerra Mundial, el Comunismo y la muerte en manos inhumana de la creencia hecha
hombre en el Papa. Tal vez muchos mostraran que el infierno es la iglesia, y
expresan sus más fatídicas represiones, pero la confianza de unos niños en 1917
demostró como el refugio en algo bonito, los alejaba de la horrorosa realidad,
apesadumbrada por el dolor y la pena. Para la época aproximadamente más de
12.000 soldados portugueses murieron durante el transcurso de la Primera Guerra
Mundial incluyendo africanos, que servían a la colonia, unidas a las muertes de
civiles portugueses que eran causadas por la destrucción de la guerra: escasez
de alimentos, gripe española – soldado de Nápoles [H1N1-influenza] del Camp
Greene-USA, hoy con leves diferencias frente a barreras del acercamiento con la
COVID-19 en Wuhan- China. En el presente el calificativo mundial de devastación
reaparecer con visos tenues de más e inmediatas soluciones prácticas a la
prevención y erradicación de todo mal.
Fátima es la clara representación de la humanidad que
desea un futuro sin convulsión frente a los cambios políticos, sociales y
económicos, es la representación de lo que la Sociedad de Naciones pretendió
erradicar frente al horror del daño, pero que se repitió con gran fuerza y
devastación en la Segunda Guerra Mundial. El nacionalismo y el comunismo son la
evidencia de la debilidad del Estado democrático, es la humillación de la
sentida y reclamada libertad que es derrotada por crisis económicas y el auge de
fascismo ideología o movimiento político de gobiernos totalitarios y
antidemocrático [ausencia de estado de derecho y régimen de libertades de la
sociedad].
Fátima es hoy con sangre en el corazón la evidencia del
esparcimiento de los errores pasados en un mundo humano que promueve guerras y
guerras temidas como la nuclear. La perspectiva de que el mundo está en llamas
tal vez se matiza y se muestra en las ciudades en ruinas que hoy demuestran el
martirio del conflicto no atendido, ni con oración poderosa ni con mesas
diplomáticas. Pues si hay comunismo pragmático el liberalismo no atiende el
llamado. La esperanza es un camino de luz frente a las atrocidades que se
exhiben con ojos atónicos y en el silencio que no alude la complicidad de la
indiferencia. Ojalá y el mundo pueda encontrar los caminos de libertad y
expansión moral de la conciencia con la existencia del humano que así lo
aclama.
@zerpasad (*)