Mérida, Marzo Miércoles 26, 2025, 11:30 am
Un país esperanzado, unido y firmemente decidido a
deslastrarse de sus opresores, ha logrado capitalizar una cifra ventajosa,
sólida e inalcanzable de respaldo en torno al candidato Edmundo González,
apuntalado y acompañado por María Corina Machado, que evidentemente genera en
el oficialismo todo tipo de situaciones llenas de conflictos, divisiones,
contradicciones y desaciertos que permiten que a 10 días de las elecciones
presidenciales, el ejecutivo y los factores de poder que le rodean y presionan, comiencen
inevitablemente a manejar la derrota como una realidad, producto de sus
fracasos y ensañamiento contra el humillado, engañado y vejado pueblo
venezolano.
En medio de un ambiente viciado y tóxico
inducido, plagado de premeditados abusos, traducidos en desmedidos atropellos
contra todo aquel que en el camino y desarrollo de esta gesta libertaria ha
osado acompañar o colaborar con ella, demuestra la compleja situación que no pueden
superar los que a realazos, enarbolando la bandera del autoritarismo y
arbitrariedad, pretenden revertir lo que ya está consumado.
Lógicamente quienes ostentan el poder ejercen su
derecho a patalear y aplican todo el poder, mecanismos y estrategias para
mostrar una fortaleza, a la vista inexistente, que les permita controlar y
arengar permanente a sus seguidores y por otro lado tratar por todos los medios
posibles e inimaginables, desestimular la participación de la oposición
que en este caso tampoco han tenido resultado, caso contrario diariamente sin
techo establecido aumenta la intención del venezolano de ir a votar como una
respuesta al abuso desmedido de los sectores y autoridades oficialistas.
La clase política en su gran mayoría sin solidez,
cuestionada por los cuatro costados, tarifada, desacertada e inmoral
viste su mejor traje para acompañar a la moribunda revolución.
Este proceso inédito pronostica que el sentimiento
popular y el deseo de cambio y transformación de los venezolanos, están silentemente
ganando la batalla contra quienes convirtieron a la nación por error, omisión o
conchupancia en un sin igual referente de ilegalidad, corrupción, destrucción y
pobreza que trascendieron a niveles colosales, quizás nunca antes vistos en la
historia mundo civilizado.
Es cierto que el régimen cuenta con muchas
herramientas logísticas y financieras que emplean obsesivamente a diario,
constancia de esto la podemos obtener en el desarrollo de esta campaña.
Partidos políticos degradados, orbitando en torno al continuismo de la
revolución, muchos de sus dirigentes y candidatos desembolsando grandes
capitales en pírricas y poco representativas movilizaciones, medios de
comunicación, redes sociales, distribuyendo costosísimos materiales de propaganda
electoral que difícilmente pueden justificar su origen, pero que todo el país
conoce y sabe de dónde vienen.
La distorsión y depravación absoluta del proceso
electoral genera todo tipo de especulaciones que generan un permanente debate
entre los venezolanos dentro y fuera del país el cual podemos resumir en una
gran batalla entre la indetenible fuerza ciudadana contra la maltrecha e
inmoral y poco ética y deshumanizada furia bolivariana.
Otra perspectiva es lucha entre el militarismo y el
civilismo que evaluada en todo su contexto y sustentada por decenas de estudios
estadísticos refrendados por los venezolanos en la calle manifestando sus
preferencias dan por descontado el peso determinante e invencible del voto,
arma ciudadana que igualmente vastos sectores del militarismo también asumen en
esta era convulsionada, como instrumento y mecanismo de protesta constitucional
ante el deterioro y politización de la fuerza armada inmersa en un limbo
ideológico decadente y cuestionable, cuyas cúpulas sustentan el horror que
viven los venezolanos.
También está sembrada y en la mente y
pensamiento de los venezolanos la entrega de la soberanía a los cubanos,
iraníes, rusos, chinos y para rematar fuerzas irregulares que se nutren
de las bondades y riquezas de nuestra nación. El régimen imperante que no solo
abrió las puertas a sus iguales o similares ideológicos sino que sin
consultarle a los venezolanos algunos forman parte de las funciones de gobierno
y toman decisiones en cuanto a los programas miserables de control social y de
política interior y exterior. Todos tenemos conciencia que lo aquí señalado es
una realidad y son situaciones que vamos a vencer por la vía democrática
saliendo de esta era entreguista, sin ningún sentido patrio y mucho menos
nacionalista.
Desde otro punto de vista se plantea una lucha de
más de 30 millones de venezolanos víctimas del hambre, la división , el control
y desasistencia social, la migración, sin oportunidades de progreso y bienestar
contra un sistema corrupto, cruel, inhumano que no ha cumplido con ninguna
expectativa de la población y que pretende continuar vaciando y desviando
los recursos de los venezolanos para beneficio de unos pocos que exhiben
ostentosamente todo lo de lo que han privado de gozar, lograr y disfrutar a
cada ciudadano en este país.
También ha sido tocado, debatido y asumido el tema
de la lucha del bien contra el mal. Es parte determinante de las grandes
conquistas, cuando se reconoce por todos que es una lucha espiritual. Este
régimen ha sido irrespetuoso e inconsecuente con las creencias y prácticas
cristianas y católicas arraigadas en las familias venezolanas. Quienes deben
dar ejemplo al país como autoridades son promotores y practicantes de los anti
valores que han sobrepasado los límites de lo racional. La fe, la confianza, el
amor verdadero, la solidaridad, el respeto, la consideración, el afecto, la
bondad y solidaridad nuevamente florecen en el terreno estéril que está dejando
la revolución socialista engañosa y falsaria.
Diferentes ópticas y puntos de vista se debaten y
etiquetan, para todas llegar a la conclusión de la necesidad impostergable de
salir del modelo socialista, su nefasta historia y sus máximos exponente,
para dar paso a una alternativa viable de bienestar, progreso y
desarrollo, sustentada en una reforma profunda en la forma de conducir y
administrar el país, que logre la descentralización y minimice el tamaño
ineficiente, perturbado, monstruoso y burocrático del estado.
El compromiso y deber ciudadano en este
proceso inédito y atípico ya ha dado resultados muy positivos que han
fortalecido esta lucha evidentemente desigual que pese a todas las
circunstancias adversas hoy responsablemente podemos decir que se impuso
ante la barbarie. Hemos logrado triunfar en todas las fases de precampaña y
campaña electoral. Solo nos falta transitar el proceso electoral este 28 de
julio y minimizar las pretensiones de manipulación y fraude con la acción y
presencia activa en todos los centros y mesas electorales
Todos estos elementos, circunstancias, realidades
y acciones abominables todas imperdonables e injustificables y
totalmente contrarias al interés nacional que aquí señalamos, están en el
sentimiento de cada uno de los venezolanos víctimas de la revolución bolivariana,
que esperan ser reivindicados. Pareciera que son muchas las cosas que hay que
enfrentar pero la realidad es que cada señalamiento que hacemos representa
pequeñas minorías, conceptualmente llenas de voracidad y maldad que se
habituaron a la teta del estado fallido, que llegó a su fin por decisión de la
voluntad popular.
Somos más de 30 millones de venezolanos dentro y
fuera del país que hemos sido violentados en nuestros derechos
constitucionales, vulnerados en nuestra vida cotidiana y proyectos de vida, que
esperamos salir definitivamente de esta pesadilla que cobró vidas , encarceló
cientos de personas , arruinó la economía familiar y el aparato productivo del
país, sembró la discordia, la división y el mal vivir que afecta a cada
ciudadano venezolano no importa su edad, desde los niños recién nacidos que
crecen en estado de desnutrición , los que van a la escuela públicas a recibir
2 días de clase, pasando por los adolescentes que desertan del sistema
educativo para dedicarse a cualquier otra cosa al igual que los estudiantes
universitarios plagados de necesidades con recintos sumidos en una crisis
severa y ni hablar de los profesionales que no consiguen trabajo ni
oportunidades de desarrollo y finalizando por los maltratados y abandonados
ciudadanos de la tercera edad que viven una vida cercana a la indigencia y la
mendicidad. Esa fue la era chavista que desbastó a una nación entera y ayudó a
sembrar en el continente el castro comunismo modelo originario y responsable de
la miseria de los pueblos. Recuerden y tengan siempre presente que el Maduro
canadidato promete lo que el Maduro presidente no ha querido hacer o resolver.
La única base sólida que le queda a la revolución es la mentira continuada,
sostenida e institucionalizada y las promesas electorales efectistas,
fantasiosas y faraónicas certificadas como incumplibles.
En este viaje y transitar político donde todos somos protagonistas del cambio dejaremos en el pasado la basura político partidista dominante y la complaciente para con la ayuda de Dios, La Virgen y José Gregorio Hernández pongamos a Venezuela a valer.
Finalizo con esta consigna: Voto masivo y defendido
mata fraude. Recordemos siempre lo expresado por María Corina Machado, no
se trata de una elección, se trata de liberar a Venezuela. Hagamos lo que nos
corresponde siguiendo las instrucciones del nuevo y acertado liderazgo, sin
miedo, con coraje, valentía y deber para con nuestra patria. Vamos
fervientemente y bien representados Hasta el Final.