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La oposición sigue el camino correcto, por Ángel Ciro Guerrero

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Ángel Ciro Guerrero


Es por donde marcha, venciendo cada obstáculo que le presenta la desesperación del adversario. Por esa ruta que le abrió la democracia, una vez más derrotando a quienes pretenden desconocer la voluntad del pueblo, va luchando por lo que el pueblo merece: el desarrollo, el progreso, la paz y la libertad. Asimismo, una gigantesca mayoría de ciudadanos, que prueban las verdaderas actas por igual en poder del oficialismo y de la oposición, no quiere seguir la tortuosa senda del sufrimiento. Que no sólo es la represión. Lo significan también el desprecio, la amenaza, la burla, la violación constante de las leyes. Pero siguen adelante. “Adelante, por encima de las tumbas, adelante”, como dijo Rómulo Betancourt, recordando a Goethe, el inmortal poeta alemán. Se refería el ex presidente a superar los embates entonces de la guerrilla castro-comunista y la dura reacción de la derecha dictatorial en contra de la democracia. Se va por el camino correcto, como recomendó seguir el Maestro de Maestros, Luis Beltrán Prieto Figueroa, venciendo por encima de las dificultades. Los venezolanos le hicieron caso a los dos ilustres compatriotas y, unidos, siguieron el camino correcto, cansados de un régimen que pretende que todos le rindan pleitesía; que se esté de su lado, que se le acepten sus imposiciones, que se renuncie a lo que dicta cada conciencia, para asumir adoptar las suyas, todas extrañas al sentimiento nacional.

La larga lista de ofertas faraónicas, el incumplimiento de promesas, lo falso de una política que antes de promover el desarrollo social lo arrincona, lo hace presa del populismo y quiere que el culto a la personalidad sea el que se protagonice. El desgobierno, inoperante frente a la problemática que a diario crece, lo que logra con su errática actuación, es arrimar al barranco lo poco que ha sobrevivido de la gran crisis en que el país ha vivido en las dos últimas décadas y media. Los beneficios que la revolución ofreciera entregarle al pueblo, a la hora de contabilizarse son menores ante la mayoría de los errores cometidos. Publicidad de por medio, trata de hacer creer que la economía está del todo bien, desconociendo a propósito que “sigue bailando en un tusero” y que en cualquier momento se desploma.

En suma, equivocaron el rumbo, porque desde el primer día extraviaron la brújula y comenzaron a navegar a ciegas. Una lástima, porque hubo muchos venezolanos que de buena fe creyeron en lo que prometía el mesías, entre otras propuestas, construir un hombre nuevo, en una sociedad nueva y en un país nuevo. Pero la arcilla ya la habían vendido de antemano; la sociedad ofertada apareció, sí, pero entre ellos, y fue la boliburguesía. En lo que respecta al país, antes que proseguir hacia un destino superior, que venía impulsando con éxito la democracia, lo detuvieron. Desde entonces, Venezuela comenzó a irse a pique. Todos los economistas responsables así lo afirman. Es cuestión de saber leerlos e interpretarlos mejor porque, es una gran verdad: las matemáticas no se equivocan, las estadísticas reflejan lo que hay y las mentiras tienen patas cortas. Los resultados de las elecciones del domingo 28-J es el más fiel de los retratos. También el espejo, no en el que se mira la bruja para saber si es o no bella, sino la que refleja toda su figura, casi monstruosa.

Los ciudadanos ganaron las elecciones. Uno a uno, los votos sustentan fehacientemente la victoria del opositor Edmundo González Urrutia. Así lo testimonian las actas, se insiste, que guarda el CNE y hace pública la oposición. El fiscal Tareck William Saab dice que, según la ley, nadie ajeno al CNE puede proclamar un ganador distinto al que Elvis Amoroso ha señalado. Olvida el funcionario que la proclamación del señor Maduro fue hecha sin sustentación probada, refrendada y como lo dicta la ley, Por lo que la ley electoral en todo caso ha sido violentada, pues más del 80% de las actas afirman lo contrario al anuncio oficial que, según denuncia pública y notoria de testigos nacionales presentes en la propia barriga del organismo electoral, no la emitió la Sala de Totalización sino que fue remitida desde alguna oficina en Miraflores.

Lo que todo el mundo argumenta, con los pelos del burro en la mano, es el por qué no ha dado a conocer los resultados de la totalización que arrojaron las máquinas. Como lo dijo en su oportunidad la inefable Tibisay Lucena, esas cifras el CNE las suministraba con la rapidez de un rayo. Nunca las retrasaba tanto. Entonces, las preguntas son para Elvis Amoroso: ¿Será que a usted le dio miedo mencionar que las cifras en su poder daban la victoria a Edmundo González? ¿Por qué se apresuró a proclamar, con velocidad extraordinaria, como queriéndose salir de una vez por todas del “paquete”, a Nicolás Maduro? ¿Por qué no mostró, para creerle, las cifras reales, ciertas, verdaderas e irreversibles que usted, para el momento de su “proclamación” ya tenía bien guardadas en sus bolsillos? Millones de venezolanos, al igual que millones en el mundo entero, esperan de usted una respuesta, señor Amoroso. ¿Por qué, y no usted, será el TSJ quien dictamine cuál es el vencedor? No deje que siga siendo el tal Anonymous quien le informe a Venezuela y al planeta entero la verdad de los hechos.

La república no estará tranquila mientras se le oculten las cifras, imposibles de vulnerar, que dieran las máquinas y están contenidas en las actas cuyas copias, firmadas y selladas, recibieron al término de la jornada electoral los testigos de la oposición y del gobierno en cada centro electoral. Esa es la prueba del siglo. La que sí salva a la república.


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