Mi papá nació con vocación de maestro. Hizo todo lo necesario para convencer que con su talento natural podía llegar más lejos de lo que las realidades, duras realidades se lo podían permitir. Fue un sobresaliente alumno. Después fue maestro de la escuela donde terminó la primaria y después director de la misma. Pero aquel maestro también un día se convirtió en Director de Educación del Estado, Presidente del Concejo Municipal de la capital del estado Mérida y hasta Gobernador. Su vocación la quise emular. Quería ser como mi Papá. Los caminos sin duda fueron distintos en suerte para mí. La secundaría fue realizada en un moderno edificio construido por la democracia a quien pusieron con toda razón y justicia el nombre de Alberto Carnevali.y cuyo Director era el Profesor Pablo González Allí conocí valores aún presentes y profundizados de mi vida. El más importante el de la justicia y el valor del ejercicio y la convivencia democratica. Es tan así, que el ejercicio de esos derechos y valores me hicieron Presidente del Centro de Estudiantes . Para el día de mi graduación mi padre no pudo esconder el orgullo que un hijo suyo pretendiera emularlo como maestro del escuela y que tuviera un título que él no había podido lograr. . Recuerdo que le dijo a madre que viajara a Cúcuta a comprarle a Héctor Alonso el traje que debería ponerse el día de la graduación, ella se fue con mi abuelo Elio a cumplir ese propósito. Yo me lo medi y lo escogí a gusto, color azul. El acto de graduación me hizo recordar mi escuela primaria pues el evento de la graduación se realizó donde había estudiado la escuela primaria el grupo escolar Rafael Antonio Godoy cuyo Director era el profesor Enrique Arias entrañable amigo de mi papá. Allí estuvimos leyendo por orden de mi compañeros un discurso de orden que me llevó largos días preparar para que sientieran satisfechos por no hacerlos quedar mal. La noche de mi graduación terminó con una gran fiesta en el Club Spinetti Dini el más famoso del pueblo donde nací mi querido Ejido. La fiesta fue animada por una orquesta del pueblo que gustaba mucho dirigida por el conocido músico trompetista amigo de mi padre el "cotudo" Omar Araque .
A los días comenzaron mi cavilaciones de qué hacer en adelante Me inscribí en el liceo Libertador y al mes de haber comenzado ya en ejercicio de la democracia estudiantil fuimos electos en el 4 año A como delegados de curso. William Dávila Barrios ( hoy, injustamente preso como miles en las cárceles de Venezuela) y yo. Ese diciembre me cautivaron para que me viniera de Caracas para convertirme en líder estudiantil nacional. Reconozco que por tradición me sentía adeco no podía tener mejor ejemplo que el de mi padre Gustavo Amador López y me enganche y me hice militante por convicción y le entregué mi vida. Hoy, como una insólita y contradictoria dura verdad que no hubiera querido recordar paradójicamente un 15 de enero de 1996 <día del maestro> me expulsaron como a muchos del empleo que mi padre quería para mi y que por suerte hubo oportunidades en que muchas actividades de ese trabajo pudo vivivrlas como padre y maestro orgulloso. En esas fechas me envió una carta a puño y letra de la más hermosa que yo haya recibido de mi padre, creo la única dándome ánimo y que no desanimara y muchos valiosos y oportunos consejos. El sabía que yo estaba pasando el peor momento de mi vida, la expulsión de mi trabajo y una emergencia muy grave en mi salud. Hoy quiero recordarlo con el reconocimiento, gratitud y admiración al hombre que pretendi emular y ahora consciente que era tarea demasiado exigente siento que al hombre que está semana estaría cumpliendo 100 años de nacido y que todos sepan el inmenso orgullo y privilegoi el de haberte tenido un maestro de escuela ejemplar sin título como mi padre.
Feliz día del maestro. Lástima que sean los peor pagados y sometidos a las peores humillaciones..