Mérida, Marzo Miércoles 26, 2025, 11:29 am
Dos hechos afrentosos han inquietado a
la región y al hemisferio, además de centro de señalamiento mundial, que motivaron una incertitud política delicada
sobremodo, por las secuelas o consecuencias que tales acciones originaron.
Primero: la reafirmación de inhabilidad a M C M y segundo: el fraude electoral
que urdió el régimen a fin de que Maduro quedase presidente reelecto para el
período 2025-2031, razones por las cuales la Red de Observación de Integridad
Electoral ha expresado su desazón por el
estado crítico de la democracia en Venezuela ante la incerteza política que ocasionara
el TSJ por la inhabilidad de la lideresa opositora mencionada, para el
ejercicio de cargos públicos por el lapso de unos 15 años; sanción ya impuesta
por la CGR en 2015; inhabilidad que conlleva una violación al acuerdo de
Barbados, suscrito en 10/2023 entre el Gobierno nacional y la oposición. Pero,
de una vez incongruente con la violación
de las garantías electorales del país, aún de cara a los comicios
presidenciales, cuyo clima político social favorable, pese a los esfuerzos
desplegados, y debido a la actitud hegemónica del régimen mediante su
maquinaria, se hizo poco posible promover, lo que degeneró hasta en capturas
arbitrarias por malos entendidos en la defensa del voto; vale decir, de la
soberanía popular por su autodeterminación; triunfo que le arrebataran o
birlaran infamemente, a Edmundo González Urrutia, hecho proclive a enrevesarse
por los infundios que se pretendió encausar en su contra y debido a su
renuencia razonable al obviar unas tres citaciones que le formulara el MP.
Actitudes suyas que han tenido la venia de diferentes mandatarios
latinoamericanos que comprenden claramente, el trasfondo del inquinamento, cuyo
exilio, como el de tantos venezolanos insignes según la OEA, forzó Maduro,
desde donde también podría juramentarse como presidente de la República.